El presidente Petro anunció la creación de un programa de Jóvenes en paz, conformado por 100 mil personas jóvenes entre los 18 y 28 años, primordialmente aquellos que se encuentran en el camino de la delincuencia y otros que, sin haber pasado el umbral, estarían próximos a hacerlo tentados por las bandas criminales, igualmente algunos que se sienten desorientados por la disfuncionalidad hogareña, falta de recursos económicos, guía para sus vidas y futuro.
Parece ser que la institución de gobierno que será quien regule, controle y lleve adelante ese programa es el ICBF, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, la más adecuada y con experiencia en adolescencia y juventud. Este programa, según lo indica el presidente, es algo similar al que desarrolló en Bogotá durante su mandato, pero ahora con mayor fortaleza, presupuesto y énfasis en orientación educativa para el trabajo.
Es cierto que la mejor manera para controlar el desvío de la juventud es formándolos bajo un esquema de proyección integral, para que ellos mismos descubran sus propias aptitudes, viendo con fe y esperanza su futuro, pues todo ser humano nace con cualidades que lo impulsan, pero muchas veces la disfuncionalidad hogareña, la falta de oportunidades, el abandono del Estado y la tentación delincuencial, los llevan por el camino equivocado. Por lo tanto, un programa de esta condición siempre y cuando tenga esa noble intención de sacar adelante a esa juventud, es bienvenido y merece el apoyo político y presupuestal, así mismo de la opinión pública.
En mi vida de servicio social he tenido la oportunidad de impulsar y formar a jóvenes para el deporte, el emprendimiento y trabajo, así mismo con valores humanos y familiares que les ha permitido sentirse personas incluidas en el desarrollo social, con perspectivas futuras y una satisfacción presente de sus actividades, por eso saludo con beneplácito esta iniciativa que, de hacerla bajo esos fines propuestos, será de enorme progreso familiar, social y económico para el país.
Debemos tener cuidado en no satanizar esta propuesta, pues de manera política quizás malintencionada o equivocada, se está promoviendo en las redes sociales y algunos medios de comunicación, la idea que dicho programa será un “Ejército de jóvenes”, algo parecido a los colectivos armados de Chávez, pues eso no es así, me he tomado el tiempo en investigar sobre la realidad del proyecto y averiguar objetivamente la propuesta y he visto que nada tiene que ver con ese perverso propósito.
Así uno no este de acuerdo con las posiciones ideológicas o políticas de un gobierno, debe ser sincero, objetivo y veraz, pues no es correcto inventar teorías que vulneren las posibilidades de apoyo y progreso de la nación, mas aun de la juventud, por posiciones ideológicas. Ayudar a la juventud es un noble propósito y todo programa y esfuerzo que el gobierno haga en esta vía debe ser valorado y apoyado.
Bienvenido el programa de Jóvenes en Paz.