JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Julio de 2012

Con ojo público

 

La ciudadanía está dispuesta a seguir cada uno de los pasos del Senado y la Cámara de Representantes al iniciarse el período legislativo, sin dejar de corroborar que haya transparencia del Gobierno en cada una de las propuestas al Congreso.

Así concluyen encuestas de un trabajo silencioso, realizado por empresas especializadas por encargo de gremios, grupos empresariales y dirigencia independiente de negocios.

Y no todas trascendieron después del escándalo con la Reforma a la Justicia. Hubo pesos pesados que salieron salpicados, más de lo que se ha dicho, razón suficiente para mantenerlas en privado, según quienes contrataron el sondeo.

Sin descartar exigencias para que se revoque el funcionamiento de las células legislativas, los críticos más benignos reclaman pureza y honestidad a la hora de decidir y votar leyes.

Quedó claro que no es presión de medios periodísticos por presunto interés partidista, como en otras épocas, ni odio encendido contra quienes están en las curules. La ciudadanía exige es cumplimiento en todos los órdenes.

No se esperan gritos y arengas en debates de seguridad y salud, entre otros, como serán la convulsionada situación en Cauca y la inconformidad ciudadana en Chocó y San Andrés.

Se suma además la expectativa por un modelo definitivo en Salud y la Ley Minera.

El rigor se necesita en los contenidos de las leyes, ojalá con asesoría de expertos, quienes desde diferentes ángulos profesionales pueden aportar elementos de valía.

Gobierno, Poder Judicial y agremiaciones ciudadanas tienen obligación de seguirle la huella al Congreso, por encima de todo.

Así se reflejará la participación activa de la sociedad, para que la materia legislativa llegue a puntos esenciales de interés general.

En Salud, el cambio requiere profundidad y medida contra corrupción en administración y servicios, para conformar una plataforma sólida, con el fin de obtener eficiencia en hospitales y clínicas para todos los sectores sociales.

El país está a punto de quedar en vergüenza internacional por el denigrante servicio de salud pública, comparado con otras naciones latinoamericanas.

Son prioridades que merecen diligencia del Ministerio de Salud y la Superintendencia del ramo, con trámites ágiles ante la urgencia manifiesta.

No escapa en las exigencias la participación de gremios y asociaciones profesionales, para que conozcan los proyectos y aporten sugerencias.

El país no aguanta más proyectos y proyectos, sin llegar al punto exacto de lo requerido para enderezar la salud nacional.

Con ojo público se podrá salvar la reconstrucción y reparación de las bases legislativas, para un país en orden, sin pensar sólo en la vanidad de rescatar prestigio para Congreso y Gobierno.