Que Bogotá respire
De manera gradual se reconoce que Bogotá es metrópoli, con no menos de 10 millones de habitantes en su perímetro y cerca de 2 millones de personas que se movilizan desde la periferia en Cundinamarca, con más vínculo económico en la capital donde trabajan, que con las municipalidades donde residen.
El crecimiento, su potencial financiero, industrial y comercial; el aumento de su población, la congestión peatonal y vehicular y las soluciones para reducir esas falencias y mejorar sus condiciones, fueron sugeridas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en estudio publicado en noviembre de 2002, al analizar el desarrollo urbano de principales ciudades en México, Brasil, Argentina y Colombia.
Fue preciso en señalar que -si bien los programas de construcción de un transporte masivo (Metro) toman de tres a cinco años, uno de los mecanismos más prácticos para descongestionar parcialmente la urbe es el fijar horarios escalonados en movilización laboral, como en efecto los han aplicado varias capitales en América-.
La propuesta de la alcaldesa, Clara López, para establecer horarios diferenciales es oportuna para prevenir la congestión de diciembre.
La franja de 7 a 9 de la mañana puede utilizarse como punto de comienzo para ordenar labores diarias, por sectores económicos y sociales. El comercio puede sin alteración ninguna, abrir a las 9.00 a.m. Los principales gremios empresariales, Gobierno local, y trabajadores que, deben considerar la posibilidad de una tercera jornada, hasta las 10 de la noche, en actividades oficiales y particulares, además de servicios al público, entre ellos, la atención en salud. Puede ser un ensayo hasta después de asumir el alcalde elegido. Y si sirve, que siga.
Se ordenará el medio de vida en congestionadas zonas de la capital; cada una de las 20 localidades, en su mayoría son equivalentes, en población y área, a varias ciudades del país.
Con actividad hasta más tarde se contribuirá a la seguridad ciudadana, al advertirse más tránsito peatonal y menos calles desoladas; se debe agregar, iluminación, señalización, demarcación con nombres de cada localidad y nomenclatura, legible y uniforme.
Se requiere limpieza de puentes y paredes, sin pinturas grotescas y letreros deprimentes; la ciudad nunca lava sus calles y el ruido es ensordecedor en vías y dentro de centros comerciales.
El manual desordenado se agotó. Ahora se reclama que Bogotá respire. No importa copiar a las grandes metrópolis, donde sí creen que una ciudad es casa de todos.