JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 4 de Abril de 2013

Bien, pero mal

“Economía de cifras, pero deplorable en la realidad”

  

Si nos imaginamos estar sentados en la primera o en la última fila del auditorio denominado Colombia, viviremos en cualquiera de los dos lugares,  momentos con grandes contrastes económicos, desencadenados desde el escenario de la actuación gubernamental y privada.

Todo lo animan los coros oficiales y privados y, no pocos medios de comunicación, limitados a repetir sin análisis. Comenzó abril con aplauso porque la calificadora canadiense,- Dominio- aumentó el puntaje a Colombia, “por su buen desempeño económico”, con perspectivas favorables de 2013 a 2014. 

La calificadora mostró cifras oficiales provenientes de metas fijadas por el Gobierno. Están tomadas  del crecimiento de la inversión extranjera en petróleo, minería, comercio, importación en grandes cantidades, hechas por empresas nacionales y resultados óptimos en telecomunicaciones, hotelería, turismo y servicios. No hubo participación industrial,  y menos de otros sectores.

Sin embargo, hubo ola de aplausos con declaraciones de Gobierno, como lo ha dicho en varias ocasiones, cuando pregona que “nos ven bien en el exterior”. Esa euforia se olvida al obligar  la ciudadanía a dirigir las miradas sobre cordones de pobreza y miseria, de carne y hueso, en centros urbanos y apartadas regiones.

 ¿Qué tanto les puede interesar el crecimiento económico a los habitantes de Altos de Cazucá, síntesis de desplazamiento de todos los orígenes sociales, en el sur de Bogotá?  Apenas están tratando de obtener necesidades básicas.

Y quizá tampoco interesa a estratos medios, dependientes de ingresos salariales y con exigencias tributarias.  

Pese a algunos esfuerzos para recuperar a Chocó, el drama se extiende a lo largo de la costa del Pacífico hasta Nariño, con focos de desvalidos, no distantes de la calamidad que viven poblaciones  africanas.  

Si está la economía colombiana entre las cuatro primeras de América Latina hay que sentir vergüenza. En hospitales públicos  de Guajira, Sucre, Córdoba y Casanare médicos y empleados, en general, trabajan con deuda salarial de varios meses.

Hace más de cinco años, no hay recuperación de vías secundarias y terciarias de zonas agrícolas y  ganaderas de por lo menos el 65 por ciento del territorio nacional.

La venta callejera, por su fuerza comercial y desplazamiento humano, ingresó como uno de los  principales  componentes de la economía urbana, en las estadísticas oficiales divulgadas cada mes. Así se reconocen verdades. 

En consecuencia, se mezclan imaginación y realidad. El crecimiento es bueno, para quienes les interesa que el país ascienda en la clasificación de negocios internacionales, y malo, porque ratifica que aquí primero se piensa por arriba. Por abajo, sólo cuando conviene.

Es historia viva de un país, con economía de cifras, pero deplorable en la realidad.