JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 15 de Diciembre de 2011

Mejor, sin afán

La carga que produce Bogotá es cada vez más pesada y sus contenidos muestran que en algún momento pueden hacer estallar las valijas, donde van los problemas, para el viaje de cuatro años del nuevo alcalde.

Movilidad, transporte público, obras y medio ambiente, entre otros, están ligados en la misma red que integra la administración de esta ciudad-país.

Es válida la expectativa en torno de los pasos que seguirá el alcalde para encontrar soluciones en la voluminosa agenda de gobierno, bajo el rótulo social y humano que le otorgó el primer lugar en las urnas.

Logró acomodar con acierto la valija de transporte público, donde se encuentra el Metro, tras el respaldo del Gobierno Nacional y el Banco Mundial, para rehacer el diseño de la primera ruta.

Otro tanto obtuvo al apoyar el proyecto de la carrera séptima como vía ambiental y proponer el tranvía, en llave con Cundinamarca.

En igual proporción alcanza respaldo para la reapertura del Hospital San Juan de Dios, cerrado en 1999. Era emblema histórico de la salud pública y la investigación científica en Colombia.

Al colocar las valijas en lugar adecuado tropezó con su intención de establecer peajes en las principales avenidas y a paso rápido retomó su propuesta de fusionar o integrar, según las definiciones económicas, las empresas de servicios públicos domiciliarios, para renovar la estructura operativa del Distrito.

La expresión popular dice que sin apretar las correas no se sabe cómo quedarán las maletas. Las dos iniciativas requieren concertación con sectores sociales para medir los beneficios y tomar la decisión.

Se piensa dos veces si los ingresos de todos los tamaños aguantan el pago de peajes antes de pavimentar las vías. El ciudadano no imagina de forma muy clara la fusión o integración de acueducto, energía y teléfonos. Con defectos y virtudes, cada una tiene identidad consolidada. La ciudadanía es parte de ellas.

Petro debería hablar como alcalde, señalando orden de prioridades. Cuando explica, se le forma mezcla de temas, como si estuviera improvisando proyectos. Y no es así. Su acelere es por querer hacer todo de un jalón.

Muy bien que tome impulso, señale la ruta y la meta a la que espera llegar; tendrá que controlar la velocidad entre lo que piensa y lo que dice. Debe recordar que va a asumir la Alcaldía de la ciudad más grande del país, que durante tres años y medio no tuvo alcalde.

Lo mejor es que inicie su Gobierno sin afán, sin conflictos, sin forzar el motor antes de arrancar.