JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Febrero de 2012

Los olvidados

Gobernadores y alcaldes cumplen su primer mes de administración, en medio de no pocas dificultades. El panorama tiene luces y sombras entremezcladas, que forman una barrera para cumplir planes y programas propuestos en sus respectivas campañas y, atender por encima de todo, lo más urgente que afecta a la población en aspectos sociales y de desarrollo en general.
Es la acumulación de problemas desde hace 50 años en comunicación terrestre, infraestructura básica en movilidad y transporte, lento desempeño administrativo en salud y educación; enormes vacíos en el manejo de presupuesto y destinación de regalías; y además investigaciones penales, relacionadas con corrupción, el capítulo más caliente en el sector público regional.
Al margen de esa crisis, ha estado ausente la creatividad de gobernantes seccionales y ciudadanía para buscar de manera conjunta sus propios caminos de superación. En ningún municipio o departamento hay estrategias novedosas para hacerle frente a las dificultades.
Chocó tiene los mismos problemas de 1960. Confrontación de corrientes partidistas, denuncias por ineficiencia en manejo gubernamental, debilitado funcionamiento hospitalario y deterioro creciente en salubridad y educación, sumado a denuncias ante la justicia contra mandatarios seccionales.
Se agregan a la etapa más reciente, Córdoba, Magdalena y Norte de Santander, secciones con madurez pero con bloqueado desarrollo en agricultura, ganadería, minería y mediana producción industrial.
En un escenario marginal están Arauca, Guainía, Vichada, Vaupés, Casanare y Putumayo. Por ejemplo, Guaviare y Amazonas parece que no existieran sino en el mapa.
A la hora de grandes proyectos, para hablar del crecimiento nacional, Mitú, Yopal, Mocoa y Leticia no figuran en nada ni para nada.
La situación no es para foros y encuentros, con debates interminables. En esas regiones saben lo que hay que hacer. Esperan es decisiones efectivas que los lleven a un vuelco general.
Departamentos y ciudades mencionados no han sido nunca sedes de eventos de importancia. Sus habitantes no han tenido interrelación, más allá de sus fronteras, para despegar con ahínco, no sólo en su vocación como reservas naturales que son, sino también para hacer parte de producción industrial y de comercio nacional. Y tienen como vecinos a Venezuela, Brasil y Perú.
Ojalá las agencias estatales de reciente creación cubran, no con lágrima, sino de manera tangible, una eficiente atención, similar al resto del país.
Los olvidados son territorios mal llamados departamentos y forman más del 35 por ciento de Colombia.