Juan Camilo Restrepo | El Nuevo Siglo
Domingo, 16 de Noviembre de 2014

“Tarea investigativa metódica, pero fácil y amena de leer”

Gloria Valencia y su libro sobre Interbolsa.


Gloria   Valencia, una veterana del periodismo económico, acaba de publicar  un excelente libro: Interbolsa, la historia de una elite que se creía demasiado grande para caer. Se trata de una visión fresca y a la vez rigurosa de lo que fueron los acontecimientos y personajes que desencadenaron el que quizá sea el escándalo financiero más sonado  de Colombia en el siglo XXI.
En contraste con parte de la crisis financiera que experimentó el país a finales del siglo XX que obedeció a causas externas a las entidades financieras mismas, que vieron resquebrajados sus índices de solvencia (acontecimientos del sureste asiático, colapso de la cartera hipotecaria, tasas de interés extravagantes que impuso el Banco de la República para defender la banda cambiaria) lo que las situó al borde de la bancarrota o de ser intervenidas, la crisis de Interbolsa  se asemeja más a las  crisis ocasionadas por la mala fe y la codicia desmedida de los administradores de entidades financieras.
En este sentido el colapso de Interbolsa guarda más similitudes con lo que aconteció a mediados de los años ochentas del siglo pasado (Félix Correa, Fondos Grancolombiano), o aun en el episodio de las pirámides, donde primó la desmesura de los administradores, el irrespeto deliberado a las normas y la arrogancia sin límites de quienes tenían el deber de todo administrador fiduciario que trabaja con dineros ajenos: manejarlos en urna de cristal.
Con una tarea investigativa metódica, exhaustiva, pero al mismo tiempo fácil y amena de leer, Gloria Valencia reconstruye no solo la secuencia de las maromas financieras que se inventaron los administradores del complejo para desplumar a sus clientes y despojarlos ilícitamente de sus ahorros, sino que esto lo acompaña de la narrativa de sus vidas, de sus entornos familiares, de sus personalidades, de sus rencillas y mangualas, de sus trenes de vida extravagantes y arribistas y, ante todo, de su común denominador: la creencia de que estaban por encima de toda norma, de toda talanquera legal. Y que la ley estaba para otros: no para ellos.
El momento de mayor esplendor de Interbolsa coincide con un momento de inmenso relajamiento ético y administrativo en Colombia. Recuérdese que es la  misma época de los Moreno Rojas en Bogotá, y del carrusel de la contratación de los Nule y sus relacionistas públicos. Cuando se esquilmaba desvergonzadamente a la capital de la República, el grupo de Interbolsa estafaba a los ahorradores de todo el país.
No existen aún estimativos definitivos de cuánto llegó a valer el desfalco de los ahorros del público a través de esta máquina infernal del crimen financiero en que terminó convertida Interbolsa. Después de haber sido la comisionista número uno de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), los estimativos que aparecen en este libro dan cuenta de que a la comunidad incauta de sus clientes le pudieron haber sonsacado estos caballeros de cuello blanco no menos de un billón de pesos.
Una constante se ilustra, al desmenuzar la autora las diversas formas delictivas de que se valían los administradores de Interbolsa: se terminaron apoderando ilegalmente de los recursos  de sus clientes -que debían manejarse con la estricta ética de administradores fiduciarios- para dedicarlos a negocios arriesgados, irresponsables, reñidos con la ley, donde los intereses de los clientes contaban muy poco, o nada. Y donde solo prevalecía el afán de obtener comisiones desmesuradas. O financiar ilícitamente con dineros ajenos sus propios negocios o sus chocantes trenes de vida.
"El 7 de noviembre (2012), la Superintendencia Financiera expidió la partida de defunción. Mediante Resolución 1812 ordenó la liquidación forzosa administrativa de la sociedad comisionista de bolsa Interbolsa. Lo que parecía demasiado grande para caer, ya no existía", concluye la autora.