JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 30 de Diciembre de 2012

Mirando al espejo

 

Quizá este 2012 que termina puede ser interpretado de innumerables maneras en los libros de historia. Quizá porque perdimos un pedazo de mar que a nadie importaba antes de perderlo, quizá porque la capital de la República demostró ser un reto administrativo más complejo de lo esperado para un exsenador laureado, quizá porque llegaremos a un récord de inversión extranjera que inyecta mucho dinero, pero que parece no repartirse entre los colombianos de a pie.

Sea cual sea la visión que cada uno tenga, debe decirse que ya que el mundo no se terminó el pasado 21 de diciembre, luego de apocalípticos anuncios de catástrofe universal, al menos vale la pena mirarnos un momento al espejo y pensar lo que cada uno de nosotros hizo en el año que termina.

Deberíamos conocer un poco más el país que tenemos, en lugar de soñar únicamente con conocer países alrededor del mundo. Deberíamos reciclar, sin necesidad de tener un decreto que nos obligue a tener una bolsa negra y una bolsa blanca. Deberíamos conocer un poco más de nuestra historia y de nuestra realidad para evitar seguir repitiendo los mismos errores. Deberíamos intentar escuchar un poco más las posiciones disímiles, entender las diferencias y aceptarlas.

Deberíamos aprender a votar para evitar indignarnos tan continuamente con los elegidos que nosotros mismos elegimos.

Deberíamos, digo. Mirarnos al espejo sería una buena manera de darnos cuenta de la cantidad de obligaciones y deberes que tenemos nosotros con el país que nos correspondió y con la sociedad que nos acompaña. La libertad de la que en alguna medida gozamos, esa cantidad increíble de derechos que quedaron consignados en la Constitución de 1991, deberían ser correspondidos con compromisos personales simples, sencillos, que le den un poco de coherencia al país que caminamos.

De paso podríamos intentar dejar atrás los sectarismos que nos envuelven. Un país un poco más tolerante podría empezar a caminar hacia un escenario mucho más constructivo, en el que los absolutismos no terminen comiéndose las buenas ideas.

Con eso podríamos empezar a realizar críticas constructivas, en lugar de criticar por criticar, podríamos hacer de nuestros hijos ciudadanos abiertos al mundo, en lugar de encerrarlos en disputas que no podrán ganar, podríamos hacer que año tras año, al mirarnos al espejo estemos un poco más orgullosos de ser colombianos. Feliz y muy próspero año 2013 para todos ustedes.

@juandbecerra