JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Enero de 2013

¿Revocatoria?

 

Gustavo Petro es el Alcalde de Bogotá. Nuestro sistema democrático, puede que imperfecto, le dio a él la responsabilidad de dirigir la ciudad por 4 años, no 1 ó 2 ó 3. Estar o no de acuerdo con sus posiciones no significa que puede tirarse al traste todo un proceso electoral legítimo, aunque la votación haya sido tan reducida. Si el argumento de la cantidad de votos fuera legítimo, Samuel Moreno sería hoy candidato presidencial. Quizá Petro no es el gobernante que muchos esperaban, pero al final fue aquel que la ciudad eligió, y eso debe respetarse.

Claro, el proceso de revocatoria está inmerso en la Constitución como parte del camino democrático. Sin embargo, una ciudad que lleva más de cinco años en crisis, con una evidente debilidad institucional y un ambiente político polarizado no debe someterse a pruebas para las que no está preparada. Petro gobernó hasta hace una semana con las directrices señaladas por Samuel Moreno y su administración, es ahora cuando debe empezar a señalar el verdadero camino que quiere para Bogotá.

Debo aclarar que Gustavo Petro, para mí, no es un buen gobernante, por lo menos hasta ahora, como ha quedado consignado muchas veces en este espacio. Pero eso no significa que todo lo que ha hecho está mal, o que no ha hecho nada. Lo que sucede es que sus buenas ideas terminan eclipsadas por su talante dictatorial y su poca sintonía con una ciudadanía que no lo eligió, pero que le permitió ser elegido.

Bogotá en este momento no está para vivir un proceso de revocatoria que sería desgastante para las instituciones, y como ha sido demostrado en ocasiones anteriores, es tan complejo que nunca ha llegado a revocar un mandato. Ese esfuerzo debería orientarse a buscar caminos para dar soporte al gobierno distrital y al Concejo de la ciudad para intentar retomar un camino perdido, no para tumbar una figura que legítimamente llegó al poder, sobre todo por diferencias personales.

Ahora bien. Es también el momento de que el actual alcalde mayor aterrice y salga de su pequeño mundo. Quizá no va a ser revocado, pero es claro que hay amplios sectores que no están apoyando la iniciativa por odio o por hacer parte de las mafias, como viene asegurando la administración, sino porque hay evidentes problemas políticos y de ejecución que deben ser solucionados. El camino de Bogotá fue puesto en las manos de Gustavo Petro, ojalá que él entienda cuanta responsabilidad tiene encima.

@juandbecerra