JUAN FELIPE REYES | El Nuevo Siglo
Miércoles, 2 de Julio de 2014

El soccer

 

Hablemos sobre algunos efectos del soccer (como lo entiende la comentarista conservadora Ann Coulter) o en castellano el fútbol como lo entendemos todos nosotros. Pero debo primero advertir que este deporte me produce una indiferencia imperdonable aunque admito la imposibilidad de evadirlo en esta temporada mundialista. Es como tratar en época de Navidad de escaparse de un árbol de navidad o de ser invitado a una de las tales Novenas; que sí que existen. Lo primero sea decir que desde el punto de vista sociológico no logro entender -ofrezco disculpas por esto- la pasión que genera en el 99.9% de las personas. Por lo menos en Colombia. Esa vehemencia sí que la necesitarían todo el resto de actividades a las que nos dedicamos los colombianos. Y, por supuesto qué envidia y qué no daría  cualquier político por generarla en su electorado. ¿Qué paradoja ah? Mientras que el Mundial de Fútbol dura un solo mes y genera el 99.9% de interés en la gente, salir a votar el pasado 15 de junio para elegir los destinos de Colombia en los próximos cuatro años no generó sino el 47,87% de interes en el honorable constituyente primario. La abstención llegó al 52,13%. Esto es un indicador de que algo va mal recordando una de las mejores obras del escritor Tony Judt.

En segundo lugar generó una profunda  desilusión en cientos de comerciantes que tenían puestas sus esperanzas desde hace rato en ambos la Selección Colombia y las ventas en sus restaurantes y bares como consecuencia del éxito del combinado nacional. No nos digamos mentiras. La felicidad  traída por las victorias de Colombia se opacó por culpa de las medidas tendientes a evitar muertos y heridos por culpa -supuestamente- de las celebraciones por los partidos ganados. La verdad nada tiene que ver el fútbol. La gente se iba a matar con o sin partido. Con o sin ley seca. Simplemente somos demasiado agresivos. Lo cierto es que si Colombia llega a la final del Mundial anticipo toque de queda nacional. Una represión peligrosa e innentendible.

Por último, el fútbol ha generado comentarios absurdos como el de la escritora conservadora Ann Coulter quien afirmó que el creciente interés en EE.UU. por el fútbol es una "señal de la decadencia moral de la nación". ¿Tendrá conocimiento esta señora de que el fútbol al igual que los EE.UU. existen gracias a los  británicos?

@ReyesJuanfelipe