Mientras la mayoría de las naciones luchan desesperadamente por detener la contaminación del coronavirus y, con ello, aminorar las pérdidas de vida entre sus ciudadanos, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, y Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, parecen estar empeñados en jugar a la “ruleta rusa” con la salud de sus pueblos, negando repetidamente el peligro mortal que dicho virus significa.
En medio de esta dolorosa pandemia, cuando el número de contaminados y de muertos aumenta exponencialmente en el mundo, da verdadera furia oír a AMLO y a Bolsonaro haciendo y diciendo “payasadas” sobre una amenaza tan real.
A la recomendación de La Organización Mundial de la Salud, de evitar el contacto personal, no salir a las calles, ni asistir a reuniones numerosas, donde el contagio se puede multiplicar, AMLO respondió diciendo que, al contrario de lo recomendado, este era el momento de abrazarse, acercarse y no de alejarse de la gente. Además, repetidamente instó a los mexicanos a salir a las calles, almacenes, restaurantes, a continuar su vida normal, como si nada estuviera ocurriendo.
Para él no hay que temer al Covid-19. Parece no saber cuán devastadora está siendo esta pandemia en múltiples países, en todos los continentes; ni que los muertos ya se amontonan, de manera horrífica, en lugares improvisados para almacenarlos. Esto por mencionar solo algunas de las sandeces dichas y hechas por AMLO en estos días.
Bolsonaro, por su parte, calificó al coronavirus como un “resfriado miserable”. Y, hasta hace poco, solo ha hecho esfuerzos para que la amenaza del virus no se tome en serio en Brasil. Este hombre, líder del país latinoamericano más populoso, ha cuestionado, absurdamente, las medidas recomendadas por todas las organizaciones de salud del mundo; inclusive, la de practicar el confinamiento y el distanciamiento personal para combatir la pandemia.
Causa pánico, oír y ver tanta irresponsabilidad de parte de líderes de naciones tan populosas, susceptibles de una enfrentar una verdadera tragedia humana, por su deficiente infraestructura sanitaria, la pobreza de gran parte de su población y la falta de liderazgo de sus presidentes. ¿Qué sucederá a los más de 16 millones que habitan en total hacinamiento y miseria en las favelas brasileras?
No son estos los únicos líderes latinoamericanos que han cometido errores combatiendo esta pandemia. Pero la mayoría ha recapacitado responsable y acertadamente. Inclusive algunos, desde un comienzo, como los presidentes Iván Duque, de Colombia, y Martin Vizcarra, de Perú, han merecido elogios, nacionales e internacionales, por su rápida y efectiva actuación.
Este es un momento de extrema dificultad y de mucha improvisación. Lo que negativamente distingue a AMLO y Bolsonaro del resto, es su fatal insistencia en negar lo innegable, en ignorar las recomendaciones provenientes de las experiencias obtenidas en el mundo para combatir el mortal virus.
Vale destacar las posiciones políticas de AMLO, extrema izquierda, y Bolsonaro, extrema derecha, como una confirmación de que la estupidez se da en todos los matices políticos.
¿Cuántas vidas van a costar a sus países su irresponsabilidad? Jugar a la “ruleta rusa” con la vida de su pueblo, cuando la mayor obligación de un líder es precisamente defenderla, es un crimen por el que deberán responder cuando esta desventurada situación haya pasado.