No me considero feminista, pues ese movimiento está ligando indefectiblemente a la izquierda ideológica. Tampoco acepto que se diga que la única agenda de mujer es la del feminismo. La afirmación grotesca de que las mujeres que no profesamos el feminismo, no tenemos agenda de mujer; es una manera muy retrógrada y autoritaria de ver las mujeres.
Hay 24,6 millones de mujeres en Colombia, somos el 51,2% de la población y somos diversas: 3,8 millones nacieron en este nuevo milenio, cerca de 200 mil son mujeres trans, 19,5 millones son católicas, 1,5 millones son mujeres afro colombianas, 5,6 millones viven en la ruralidad...Precisamente por eso, la idea de que existe una y una sola agenda de mujer es falaz. Ninguna mujer podría representarnos a todas. Como diferentes somos las mujeres, diferentes son también las prioridades, las metas y las agendas que tenemos. La pretensión de la izquierda de enseñarnos a ser mujeres y descalificar a todas las que no pensemos como ellas, es una muestra más de su totalitarismo mental, que luego, si llegan al poder, les permite suprimir sin complejos la diversidad ideológica y destruir la democracia.
En el Senado 2018-2022 hubo 308 mujeres inscritas; sólo 25 logramos una curul. En la Cámara hubo 637 aspirantes, y solo 31 tienen curul.
El Centro Democrático es el partido con más representatividad de mujeres en el Congreso, 9 en total. Tenemos una agenda de mujer que representa los valores de nuestras votantes. No pretendemos que nuestra agenda sea a la que aspiran todas las mujeres de Colombia, aunque por supuesto pretendemos beneficiarlas y avanzar los derechos de todas.
Abrir nuevos espacios para las mujeres en la política es un trabajo no sólo de leyes sino de ejemplo. Demostrar que las mujeres somos capaces de ocupar un lugar de liderazgo, y sobretodo eliminar de las mentes de las niñas las restricciones que las limitan, es un propósito diario. Esa no es una lucha partidista ni ideológica; todas estamos comprometidas.
La equidad en salarios también es un objetivo común. Antes de la pandemia, el desempleo masculino era del 7,3% y el de las mujeres era el 12,4%, casi el doble. Las mujeres estando incluso más preparadas que los hombres, ganan menos y tienen mayor desempleo. Para el año 2017, las mujeres asalariadas ganaban un 7% menos que los hombres. En las independientes, la diferencia es de un 35%. Según el DANE, la brecha promedio entre los dos sexos es del 19%. En esto también trabajamos, como en los centros de cuidado, el acceso a los programas sociales de las madres cabeza de hogar que representan casi el 40% de los hogares.
Sin embargo hoy, la agenda para la mujer está muy ligada a disminuir el encierro. La violencia intrafamiliar está exacerbada. Entre el 25 de marzo y el 7 de mayo, la línea de ayuda para mujeres maltratadas registró 4.385 llamadas, casi tres veces más que en 2019. En lo corrido de 2020 han asesinado 188 mujeres (571 en 2019). La cuarentena ya ha costado la vida a muchas mujeres, miles han sido maltratadas; así también han sufrido los niños. Dentro de la ecuación para decidir si prolongar la cuarentena no solo se puede mirar el Covid y la economía. Hay que evaluar el efecto sobre las familias; en especial las mujeres y los niños. El encierro los está enfermando, matando, violando.