Con Álvaro Gómez, Rafael Bermúdez, María Isabel Rueda y Samuel Alfredo Velasco (qepd), me precio de haber pertenecido al cerrado círculo de amigos y/o compañeros de trabajo de quien fuera el subdirector de El Siglo, concejal de Bogotá y brillante politólogo y escritor Juan Diego Jaramillo Salazar, a quien perdimos en pleno Halloween del 98 cuando, como lo expresé antes, su carro se le aceleró más de la cuenta de regreso a Bogotá, como cuando los caballos briosos se desbocan de vuelta a casa luego de una larga jornada sabanera; y fue precandidato presidencial, ideólogo de centro derecha, como los Álvaros Gómez y Uribe, y habría sido una excelente opción en esta coyuntura, cuando el único candidato visible es el socialista Gustavo Petro y, con excepción de Rafael Nieto, Fico, OIZ , Paloma y Mafe Cabal, lo que existe es un reguero de candidaturas mediocres, la mayoría de ellas buscando apiñarse en el tímido y plácido centro, por temor a que los tachen de “alineados” con los polos.
En su peor encrucijada, pareciera una burla a la democracia ese puñado de candidatos que salen por ahí como por arte de magia. Qué tal un Barguil, un Rodolfo, un Edward… qué tal un Roy Barreras (el verdadero “Roysputín” de nuestra política, el más ilustre de los camaleones, con profesión de médico y especialidad de trapecista, quien salta con enorme habilidad del uribismo al cambio-radicalismo, se vuelve una U -cual saltimbanqui santista integral- hoy tira a la izquierda y seguramente terminará volando en cabriola fenomenal hacia Petro, para seguir agarrado de las cuerdas del poder, cual Rasputín, el “Monje Maldito” que enredó a la monarquía rusa, fue “tinieblo” de la zarina Alejandra, embrujó a todos con su verbo y facultades de curandero que aplicó sobre el enfermo príncipe Romanov.
No entiendo por qué si según análisis del CNC “en las próximas elecciones triunfará el candidato que logre radicalizar a un alto porcentaje de sus adeptos, es decir, la polarización volverá a ser el factor determinante” hay quienes recomiendan irse al centro puro y tratar de buscar un candidato que no conozca a Uribe, que huya y reniegue de él -como Pedro de Jesucristo- como si fuera un mal referente aquél a quien consideramos el mejor presidente que ha tenido este país, como si fuera un pecado invocarlo; recordemos que la centro derecha ganó el plebiscito que dijo NO al acuerdo Farc - Santos, porque consideramos que el valor supremo de la paz no coincidía con el documento suscrito con esa guerrillerada. Y el tiempo nos da la razón: ¿Cuál paz, la de los sepulcros? ¿Acaso no seguimos en guerra y las mismas Farc, con otro apellido, no siguen narco-traficando, extorsionando y matando indígenas, líderes sociales y gente a diestra y siniestra)? ¿Acaso las otras guerrillas no han resurgido de sus cenizas y están espantando a este país?
Post-it. La muerte sigue rondando por los salones de la promoción javeriana de Derecho-84. Con Ana María Ogliastri Puerta, siempre alegre y vital, ya van siete pérdidas, cinco de ellas por temas de salud. Dios nos guarde y guarde a Ana María en su Morada Eterna.