La era de la posverdad | El Nuevo Siglo
Jueves, 16 de Febrero de 2017

Es cierto, el mundo está cambiando y lo está haciendo a pasos agigantados. Desde el siglo pasado y para atrás las realidades eran las que marcaban los hechos y estos se evidenciaban. En el siglo actual, que es el de las comunicaciones, la información vuela en segundos y cualquiera puede acceder para dar su opinión. Si, cualquier persona sin importar su condición social, económica, su educación, ilustración, credo, raza o actividad. Cuando digo cualquiera es cualquiera. Un bloguero cuenta con más seguidores que un poderoso medio de comunicación centenario. Ese bloguero pertenece a la posverdad, pues el opina lo que le venga en gana y le creen, influye más en un joven que un profesor de Harvard. La juventud le cree más al bloguero que al sabio, es la verdad y más exactamente la posverdad.

Hoy la política no se fundamenta en los hechos, más bien en las opiniones, en los deseos y sentimientos. Se vota por un candidato no por sus ideas ni propuestas o trayectoria, más bien por sus verdades o posverdad, verdades que solo están en su imaginario y no en la lógica científica comprobada. Por ejemplo Donald Trump dijo que el cambio climático era un embeleco y no existía, mientras científicamente está comprobado que año a año la temperatura de la tierra sube y los mares se calientan, el clima ha cambiado y esto afecta al planeta, su agricultura, aguas, flora y fauna, incluido el hombre. El pueblo norteamericano eligió a Trump como su presidente.

Hay personas que en la actualidad piensan que el mundo estaría mejor con Saddam Hussein, que Gadaffi lo hacía bien, que el holocausto no existió o que Putín es un súper hombre. La gente en Colombia votó en 2010 por la “ola verde” por emoción, no por razón, no había propuesta, no exhibieron programa de gobierno, solo frases rapeadas por el candidato Mockus que inundaron las redes sociales y casi se convierte en presidente.

La posverdad es una palabreja (neologismo) que se utiliza para manifestarse en contra del establecimiento, es un concepto rebelde, pero fuerte, es poderoso. Obama y Trump son producto de la posverdad, pero Obama hizo transito al sistema. El Brexit en Inglaterra, el No en Colombia y yo diría que la preferencia electoral prematura de Petro son producto de la posverdad.

Hoy para ser celebre no se necesita ser superior o sobresaliente, solo ingenio y sintonía con el pensamiento binario de una juventud digital, que no se interesa ni se esfuerza en analizar las verdades existentes y los hechos históricos, solo apela a los sentidos. La posverdad es un revolucionario concepto que parte de la emoción y no de la razón. Preparémonos para vivir el presente siglo bajo la posverdad.

arangodiego@hotmail.com