Recientemente se conoció la noticia que la Unión Europea ratificó una multa por más de 4.000 millones de euros contra Google por abusar de su posición dominante con el sistema operativo Android. La cifra para los mortales parece infinita, pero para una de las empresas más poderosas del mundo es un vuelto.
Pero el tema no es la plata. Ni siquiera son las sanciones. El tema es la guerra silenciosa que vienen sosteniendo los gigantes tecnológicos contra países europeos que ya tienen claro los peligros y los perjuicios de convivir en silencio con monopolios como son Google, Facebook o Netflix.
Decir que hay mucho en juego sería un frío lugar común. Pero es la realidad. En medio de una guerra que afronta todo Occidente contra Rusia, se está adelantando lo que se puede considerar como un conflicto legal entre la Unión Europea y Estados Unidos. Sí, no se puede olvidar que las empresas tecnológicas que están batallando contra la UE son todas de origen norteamericano.
Las sanciones que ha proferido la Unión Europea no sólo contra Google sino también contra Amazon, Facebook y el mismísimo Microsoft podrían tener una relevancia a nivel geopolítico. No sería extraño que los Zuckerberg y compañía levanten el teléfono y llamen a la Casa Blanca para pedir cacao. Porque lo que se avecinan, además de más sanciones, son más impuestos y más compensaciones.
Tenemos que recordar que potencias como Alemania, Italia, Francia y España presionan para que se establezca una tasa impositiva mínima para los gigantes digitales acusados de practicar mecanismos para eludir tributos en Europa. Y en estas épocas de recesión y vacas flacas, está demostrado que conseguir recursos es una prioridad y qué mejor que conseguirlos de las gallinas que, literalmente, entregan huevos de oro.
Por cierto, los medios de comunicación también tienen velas en este entierro. En 2019 nació el concepto de "derechos afines", diseñado para ayudar a los periódicos, las revistas o las agencias de noticias a cobrar cuando su contenido es reutilizado en la web, fue introducido por el artículo 15 de la Directiva de Derechos de Autor de la UE, aprobada en marzo de 2019 por el Parlamento Europeo. Pero en la práctica todavía es una propuesta bonita, pero inviable.
Lo más seguro es que se vengan más multas para Google y con menos ruido una que otra sanción para Facebook. Esa guerra silenciosa entre gigantes tecnológicas y burócratas tiene toda la pinta de terminar en acuerdos, igual de silenciosos, que buscarán mantener la armonía entre países y plataformas que, digamos la verdad, son mucho más poderosas que algunas potencias orbitales.
En un mundo tan convulsionado como en el que vivimos, cada movimiento cuenta. No parece cercano que los gigantes tecnológicos se puedan convertir en la manzana de la discordia entre la Unión Europea y los Estados Unidos. Muchos menos ahora que Putin amenaza al planeta con ataques atómicos/suicidas. Pero el dinero sigue siendo el rey y quizá una que otra llamada y desencuentro puede haber.