Hace diez días en este mismo diario, se realizaba un análisis bajo el título “Nueva Constitución chilena, ¿camino al naufragio?”, en el cual, se expresaba que tras dos años de trabajo el preocupante horizonte del llamado plebiscito de salida para la aprobación de la nueva constitución de Chile, costaría lágrimas y pondría en escena las decepciones por la gestión de una pintoresca Convención (Asamblea) Constitucional de “afán maximalista y refundacional”, que ha producido un texto más mediocre que muchos de los asambleístas, los cuales, sin embargo, llegaron allí cuando el 78,28% de los chilenos aprobaron darse una nueva Carta y el 79% que ese proceso fuera a través de un órgano colegiado popular.
Las clasificadoras de riesgo y los bancos de inversión extranjeros Fitch Ratings afirma y JP Morgan han afirmado esta última semana que el borrador de la nueva Constitución no despeja la incertidumbre de un cambio afortunado, pues, lo que queda claro es que el proceso constitucional no ha sido suficiente para abordar las tensiones sociales, socavándose la protección relativa de los derechos de propiedad, particularmente en el caso de la expropiación.
Lo mejor que podría ocurrir es que se imponga el rechazo el próximo 4 de septiembre, pues el borrador de la nueva Constitución desprotege la inversión privada a largo plazo.
Entre los detractores está la agrupación cívica “Amarillos por Chile” realizó severas críticas el martes pasado y, en un comunicado dijo: “En muchos aspectos parece más un programa de gobierno de una izquierda radical que una Constitución para todos y todas” y, pensar que esta Carta será mejor que la Constitución del 80 y que en el camino se podrán resolver los problemas que deja planteados, es para ellos una "invitación a la mediocridad y decadencia".
A todo este remezón, se une el desafortunado inicio del gobierno de un personaje que, bajo la máscara de la opción radical de cambio, no ha podido subir la popularidad frente a la ciudadanía.
Lo más grave que se vislumbra con esta extensa Carta de 499 artículos, la más larga del mundo luego de los 466 artículos de la Constitución India, está en expresiones que parecen un galimatías: “presidencialismo atenuado y bicameralismo asimétrico”, experimento a nivel mundial que debilita los contrapesos que suelen acompañar a los sistemas presidenciales y que también mostrarán un cercenamiento del equilibrio tradicional del Estado con la reforma del Poder Judicial entendido ahora como Poder de Estado, reduciéndolo frente al Poder Ejecutivo y Poder Legislativo.
Con 104 sesiones plenarias, el texto fue entregado a una Comisión de Armonización, que deberá velar por el orden y la coherencia del texto (ojalá no les ocurra el infarto de los computadores como a nuestra Comisión de Estilo de Yerbabuena en 1991). En esa instancia se revisará el texto, se realizarán sugerencias y se buscarán fórmulas para superar las deficiencias. En últimas, la reescribirán antes del 5 de julio, realizarán correcciones gramaticales, ortográficas y de estilo y podrán dividir artículos, así que podrán ser más de los originales.