La multinacional del soborno | El Nuevo Siglo
Jueves, 9 de Marzo de 2017

Recuerdo un tiempo atrás que escuchar hablar de la multinacional Odebrecht resultaba admirable a cualquier persona, más aun en el mundo empresarial, financiero, constructor y contratista. Nombrar esos zares que hoy son sujetos de escarnio y desprecio, era un “champú” que muy pocos lograban. Don Marcelo Odebrecht era un símbolo de extremo respeto, generaba admiración y deseos de compartir con tan extraordinario personaje recibido por reyes, presidentes, millonarios, famosos y poderosos.

Pero hoy esa empresa y sus colaboradores están pasando por una situación muy profunda, no solo en Colombia sino en más de 12 países, donde sus tentáculos llegaron. La cifra es cercana a los mil millones de dólares repartidos en coimas a los más altos funcionarios de varios gobiernos, como es el caso de expresidentes, senadores, ministros, viceministros y altos gobernantes.

Estos contratistas de mega obras civiles se aprovecharon de la confianza de algunos países, de la ambición humana y sobre ese criterio desarrollaron sus negocios. Obtenían enormes contratos sobornando personas hasta convertirse en la más grande empresa contratista del continente. ¿Pero qué fue lo que pasó? Ellos se derrumbaron por una sencilla razón, porque todo lo que se hace mal en la vida en algún momento se sabe, fue así el caso de un mal reparto y finalmente uno comenzó a hablar. Eso pasa siempre en el mundo de la corrupción, todo termina cayéndose.

Hoy hablar de Odebrecht es para santiguarse, se ha descubierto que no queda títere sin cabeza, hasta las Farc entraron en la danza de recibir dinero de ellos, había una cuota millonaria que mensualmente recibían, cínicamente dicen que eran de impuestos como si fueran estado. Pero en donde queda todo esto, quizás en algunos condenados como don Marcelo dueño de Odebrecht a 17 años de prisión en Brasil, expresidentes como Toledo y Ollanta Humala del Perú fugados, prestigiosos políticos colombianos perseguidos e investigados y una perdida millonaria para los países como el nuestro, obras inconclusas, subcontratistas arruinados por no recibir sus pagos, sobrecostos irrecuperables. Solamente en países muy corruptos como Venezuela, donde el soborno fue el mayor de todos, nada se dice, el hecho está tapado, ni se investiga ni se permite hablar de eso.

Pero la gran lección que queda es que en el mundo de la corrupción finalmente todo se cae, cohonestar con ello es ponerse una piedra en el cuello y arrojarse al mar, termina hundiéndose. Ahí está el ejemplo de la otrora prestigiosa firma Odebrecht, hoy en la picota pública.

arangodiego@hotmail.com