Ante todo, una disculpa por la ausencia de estas líneas las pasadas dos semanas, lamentablemente fui víctima de los ladrones y perdí mi computador junto con la información, gracias a Dios sin violencia ni nada que lamentar.
He estado observando con cuidado los impactos que la pandemia ha tenido en el desarrollo de las soluciones ambientales planteadas por el país en el marco de los acuerdos internacionales sobre el tema; así como las consecuencias que, necesariamente, se verán reflejadas en nuestro día a día al terminar de pasar este periplo.
Aparte de los impactos ya mencionados en anteriores columnas, sobre la mala, o mejor nula, disposición de los residuos producidos como consecuencia de esta enfermedad y haciendo abstracción de la mejora o desmejora de los indicadores ambientales, tema que como ya se explicó es circunstancial, debemos hacer un análisis de los impactos en tres aspectos fundamentales; el cumplimiento de los acuerdos marco sobre el medio ambiente que el país ha firmado a nivel internacional y de las metas nacionales en este aspecto, el atraso en los estudios y la planeación ambiental, y el impacto de la pandemia en la consultoría ambiental.
En cuanto hace al cumplimiento de acuerdos y metas, resulta obvio decir que en términos prácticos Colombia no cumplirá ni siquiera con el 50% de sus compromisos a corto y mediano plazo y que, sin duda alguna, tendrá muchas dificultades para cumplir con sus compromisos a largo plazo; no solo porque las metas propuestas por el Gobierno en cuanto a reforestación y protección de cuencas ya eran lo suficientemente difíciles de cumplir, sino porque dependían de los trabajos voluntarios de muchos ciudadanos a través de diversas alcaldías y CARs. El confinamiento ha marcado una pausa y no es posible recuperar el tiempo, por lo cual estas metas serán incumplidas; si de algún consuelo sirve, es posible que prácticamente ningún país del planeta las pueda cumplir.
En cuanto al segundo ítem, si bien se están desarrollando procesos de contratación que tienden a mantener los estudios presupuestados, en la práctica estos estudios dependen de las salidas a campo y de la presencialidad de los consultores e interventores, por efectos de la cuarentena y de la pandemia, estos contratos deberán ser diferidos en su inicio o aplazados.
Finalmente, existe un cúmulo de empresas dedicadas a estas actividades y enfrentadas hoy a problemas de liquidez y de posibilidades de sobrevivencia extremas, el hecho de tener contratos al futuro y de obtener créditos, no es suficiente y muchas de estas empresas desaparecerán del mapa.
Sería muy interesante conocer programas de Gobierno para mitigar estos problemas concretos.