La paz no es un juego | El Nuevo Siglo
Domingo, 30 de Junio de 2024

Hace unos días la delegación gubernamental en las negociaciones con el Eln, de la cual hago parte, emitió un comunicado que refleja el difícil momento -nada ha sido fácil- que atraviesa el proceso.

El breve comunicado tiene tres componentes: uno de denuncia de dos hechos violatorios del cese al fuego:  el secuestro y asesinato de un policía y el reclutamiento forzado de dos menores; hechos que son apenas botón de muestra, porque más miembros de la fuerza pública han sido secuestrados y asesinados, más menores reclutados y más comunidades desplazadas, confinadas, limitadas en su movilización y en sus libertades, sujetas a una justicia espuria y obligadas a rechazar la protección de la Policía y el Ejército.

El segundo componente es de condena de “estos hechos como inadmisibles y violatorios del DIH y del cese al fuego; y el tercero de recomendaciones, una obvia, sobre “ampliar y fortalecer la protección de la población civil”, y otra preocupante y de fondo, referida a “lograr el funcionamiento eficaz” del Mecanismo de Monitoreo y Verificación; confesión de que el Mecanismo no está funcionando.

El 9 de junio de 2023, las delegaciones del Gobierno y del Eln firmaron un Acuerdo básico para la “participación” como eje del proceso: el cese al fuego bilateral, nacional y temporal, prorrogado por 180 días más en febrero de 2024 con otro anuncio: el compromiso de suspender el secuestro extorsivo.

“Obras son amores” decían las abuelas, “y no solo acuerdos firmados”, diría yo, pues ya vamos en 28 y el incumplimiento del Eln es la constante del proceso, con múltiples violaciones en la primera etapa y en la prórroga, y una “patraseada” en su compromiso de suspender las “retenciones económicas”; todo ello mientras la instancia creada para “prevenir incidentes” e “informar, verificar y clarificar” los hechos que puedan serlo, no logra “un funcionamiento eficaz”.

¿Qué está pasando? Que esa instancia preventiva y verificadora, el Mecanismo de Monitoreo y Verificación, MMV, es una suerte de mesa de cuatro patas, con delegados del Gobierno, el Eln, la Misión de Verificación de la ONU y la Conferencia Episcopal, pero es una “mesa coja”, pues la representación del Eln, cuando no logra imponer lo que se discute o no se discute, opta por romper el cuórum y, de esta manera, desde el 18 de octubre de 2023, literalmente  amordazó  al MVM y congeló su papel en el proceso, pues sus pronunciamientos e informes deben ser resultado del consenso, como establece su protocolo.

La situación de violencia es grave en todo el país, pero crítica en Cauca y Nariño principalmente, con fuerte presencia del Eln, que “se desmonta por las orejas” con el cuento de que su frente “Comuneros del Sur” en Nariño es una “disidencia”, lo que me recuerda el engañoso proceso con las Farc, que garantizaban unidad de mando que no tenían sobre sus frentes, y hoy tenemos Estado Mayor Central y Segunda Marquetalia como la continuidad de las Farc en cuerpo ajeno, o mejor, en “cuerpo disidente”. ¿Estamos repitiendo la historia…, mientras el Mecanismo de Monitoreo y Verificación sigue amordazado?

Cuando una mesa está coja, tambalea y cae. La palabra la tiene el Eln, y también la responsabilidad histórica, porque sin MMV, el Cese al Fuego es una burla constante y sin cese al fuego no hay “participación” posible de la sociedad con garantías. La paz no es un juego…, la paz es cosa seria.

Nota bene: “Ahí quieren es show mar*x! ...”; repudiables palabras del exsenador Bolívar, hoy director del DPS, en el acto festivo de tumbar la estatua del maestro César Rincón, un hombre que le dio gloria a Colombia.

@jflafaurie