Como un año para olvidar podemos calificar el 2019, fue muy convulsionado en todo sentido, por lo tanto esperamos que estas nuevas calendas nos traigan aires renovados y frescos, para alegrías y júbilos de los colombianos. Son muchos retos y considerables las esperanzas, pero no podemos perder el optimismo y mucho menos el espíritu de lucha que nos ha acompañado a lo largo de nuestra historia. Es por ello que quiero aportar mi granito de arena en el tema de la seguridad ciudadana, por ser un asunto crucial para la comunidad y el país en general porque donde haya seguridad tendremos tranquilidad, bienestar y progreso.
A finales del año pasado el gobierno nos sorprendió con la política de seguridad, noticia que cae como agua fresca en esta convulsionada Colombia. Sí, una política del gobierno que pone sus ojos en un tema de infinita necesidad y actualidad, porque siempre se ha discutido de estrategias, programas y tácticas sobre seguridad, dejando la responsabilidad en la Policía Nacional como institución encargada de velar por el orden público, la seguridad, vida, honra y bienes de los ciudadanos. Pero nunca se formuló un programa de gobierno, comprometiendo todos los estamentos, que de una u otra forma tengan responsabilidad en el asunto, porque ya lo hemos sostenido en otras columnas, la seguridad es transversal.
En entrevista con María Isabel Rueda, el consejero para la Seguridad Nacional hace claridad en algunos puntos, pero nos deja vacíos necesarios de dilucidar. Lo primero sería cómo ambientar la política de seguridad a todo nivel, buscando que el país de a pie conozca, entienda y comparta el espíritu, doctrina y filosofía de esta política de seguridad que se compromete con los sectores urbano y rural, vinculando todo el país sin distingo alguno. Lo segundo está dirigido a conocer la génesis del trabajo, quienes fueron los estudiosos y entidades de todo tipo que formaron parte del equipo, aportando experiencias y conocimiento al enriquecimiento del documento. También qué papel jugo la Policía Nacional y sus organismos de planeación, investigación y estadística. Todo lo anterior como medio de motivación institucional en el objetivo. En cuanto a lo tercero sería saludable conocer el reconocimiento y valor consignado a las experiencias aportadas en las diferentes actividades u operativos de control a la criminalidad y esto por ser de gran utilidad evocar pasajes de éxito o fracaso en esta lucha.
Ahora mi aporte. Existen dos estrategias: los cuadrantes que son reactivos y actúan ante el clamor ciudadano; y los frentes de seguridad, sustentados en talante preventivo. La prudencia recomienda integrarlos, pues una colectividad participante, unida a una institución comprometida, lleva al mundo ideal de seguridad, nacida del añorado tejido social. Por último, sin justica pronta y efectiva no soñemos con seguridad positiva.