“Navidad y carnaval/yo me la paso tomando/con la botella en la mano/ me la paso vacilando/Cuando voy a la parranda/con la botella en la mano/ a todo el que se me cruce/ le empiezo a repartir trago/ Ron pa el que quiera/Ron pa todo el mundo/”
Esta canción del gran ídolo de Barranquilla, Dolcey Gutiérrez, me alegra, pero igualmente observo a los queridos seres humanos que van y vienen sin ningún rumbo.
Su comportamiento supera la irracionalidad de las bestias. Les di el libre albedrío para que actuaran en bien del prójimo, pero van como ciegos haciendo el mal a diestra y siniestra.
Fomentan guerras para destruirse entre ellos mismos, dizque para conquistar el mundo, quieren ser reyes desconociendo sus deberes como el de trabajar solidariamente por la humanidad.
Algunos se atribuyen el título de ateos, otros agnósticos, sólo aceptan lo que se pueda comprobar materialmente. Se comportan igual que Tomás, que vio en mis manos la señal de los clavos, y palpo mis heridas, aceptó la realidad.
Los incrédulos me sorprenden cuando se enfrentan al peligro, suplican: ¡Dios mío, ¡Dios mío, apiádate de mí, sálvame…ayúdame!
Cuando tienen alguna situación de vida o muerte, prometen penitencias, sacrificios, pero solucionadas se van de camping, a veces concurren a fiestas en honor a Lucifer.
Hay momentos en que quisiera desplazarme con Pedro y mis ángeles a otros planetas, para disfrutar de una paz total.
Estos terrícolas ignoran que “Todo tiene su tiempo y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su hora”
Ortega y Gasset, escribía: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la contemplo no me salvo yo”, importante idea que refleja la relación del hombre con el mundo y con sus semejantes.
A los incrédulos les aconsejaría analizar el pensamiento de un pionero de la medicina mente-cuerpo Deepak Chopra, cuyas ideas están expuestas en su obra Sincrodestino.
Aquí demuestra que cada coincidencia que ocurre en nuestra vida es portadora de un mensaje sobre el potencial milagroso de cada instante.
Los abuelos cuando se encontraban con alguna persona que no veían hacía mucho tiempo, con sabiduría replicaban “el mundo es un pañuelo”.
Deepak Chopra “se ha hecho mundialmente famoso por ser el máximo gurú de la medicina holística, la que considera que el universo es una unidad que funciona de manera interrelacionada, que llama sano al que logra que su mente, su cuerpo y su espíritu funcionen armónicamente” (Jorge Quintero - El Tiempo 05-05-2013).
Mi prójimo debería entender que cuando coincide entre dos o más personas, sucesos o fenómenos, se debe a una causa fuera de lo visible, el comprender esta circunstancia tendría la fórmula para vivir en un mundo mejor.
Pero como se creen reyes, pasan por alto las coincidencias que suceden en su vida, quebrantan por tanto así la armonía de su existencia. Por ello su camino hacia la felicidad siempre será incierto.
Queridos hijos míos, vayan corriendo a sus casas a abrazar a su prójimo.