En 1972 viajé a Chile, me tocó vivir las protestas y necesidades de ese pueblo bajo el régimen socialista de Salvador Allende, una experiencia dolorosa en ese país que le significó 20 años de atraso y cobró muchas vidas. Fui testigo de las marchas de cacerolas en contra del sistema. Amas de casa, jóvenes, obreros, empresarios y hasta niños protestando por la falta de alimentos. Supermercados pelados, desempleo y desespero.
En 1973, con mi padre, realizamos una incursión al mundo socialista europeo. Nos internamos en el corazón del comunismo recorriendo varios países de la Europa del este, aquellos pertenecientes a la llamada “Cortina de Hierro” y de verdad que lo era.
Iniciamos por la antigua Yugoeslavia del Mariscal Tito, todo un dictador. Ya su nombre lo decía: “el yugo de los eslavos”. Gente buena, sana, campesinos muy hospitalarios, pero sumidos en la pobreza. De ahí pasamos a Albania, casi no pudimos hacerlo, nos querían obligar a desmontar el radio del carro, esculcaron las maletas y decomisaron el lápiz labial, esmalte de uñas, laca, perfume y demás cosméticos de una amiga que viajaba con nosotros, aquello por ser símbolo del capitalismo. Nos prohibieron tomar fotografías y la cámara fue envuelta en un sobre sellado que deberíamos abrir en la frontera al salir.
De ahí pasamos a Bulgaria, ¡qué país tan comunista aquel! La gente hablaba pasito, desconfiados, cabeza gacha, con indiferencia fingida, no había hoteles sino albergues comunitarios en Sofía, había que ir a una oficina estatal a pagar la cama y las comidas, era verano pero la gente vestía de gris y negro. Salimos de ese lindo país entristecido y empobrecido.
Entramos a Rumania y seguimos a Hungría, Checoslovaquia y Alemania oriental. La verdad no quisimos continuar ese periplo pues el ambiente era de dolor, esclavitud, pobreza y temor. Esa experiencia marcó mi vida, sentí temor de que algún día nuestro país llegara a eso, pero descarté esos pensamientos.
Años posteriores viaje a Cuba, que bello país, gente buena y alegre, pero me sorprendió ver la perdida de libertad. Una cosa es el turista que lo tiene todo y otra el cubano que nada tiene. Mi amigo anfitrión colombiano él, casado con cubana que vive allá, me invito a acompañarlo a la bodega de alimentos a reclamarlos con la libreta. Todos los cubanos anhelando salir de esa esclavitud pero aplaudiendo al dictador.
En 2008 fue mi última visita a Venezuela, prometí no regresar hasta que cayera Chávez, ya asomaba la escasez y malestar de la gente.
Hoy siento temor por mi país, percibo pasos peligrosos para entrar en ese sistema perverso y esclavizante, lo que vi en espejo ajeno puede llegarnos. Ahora es peor, pues ya se conoce como es el novedoso sistema comunista por elecciones manipulando el voto, torciendo la constitución y amparado por la comunidad internacional, como se perpetúa a los ojos del mundo y silencio cómplice de los países. Ejemplo: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia; y ¿Ahora Colombia[1] ?