Tras las elecciones del domingo, algunas observaciones:
-Para destacar, la prontitud y exactitud en la entrega de los resultados, pocas horas después de cerradas las urnas. Ello habla muy bien del trabajo de la Registraduría en tal sentido. Es algo que le da legitimidad y transparencia al proceso electoral, en especial si comparamos con lo que ocurre en otros países.
-Con independencia de los resultados -quiénes perdieron y quiénes ganaron- lo cierto es que el certamen electoral, en lo relativo a las consultas orientadas a escoger los candidatos presidenciales de la derecha y de la izquierda, estuvo mal organizado. Al menos, no se previó adecuadamente lo referente a la distribución de los tarjetones en varios centros electorales. Eso se debe señalar con sentido crítico, porque muchos ciudadanos –se ignora cuántos- no pudieron votar; queriendo participar en las aludidas consultas, al no encontrar las tarjetas para el efecto, no votaron para Senado y Cámara. De modo que sus derechos políticos fueron vulnerados por el descuido de los funcionarios, o por el bajo presupuesto previsto por el Ministerio de Hacienda. La propia Registraduría debe indagar qué pasó, y explicarlo al país. Eso no puede volver a ocurrir, menos en un asunto de tanta trascendencia política.
-Pero además está claro que hay problemas de pedagogía electoral. A pesar de los esfuerzos que se hicieron en los últimos días por la Registraduría y por varios medios de comunicación acerca de cómo votar, fueron muchos los votos nulos y los no marcados. Y, si bien disminuyó la abstención, sigue siendo muy alta.
-Todo indica que muchos ciudadanos no estaban contentos con los candidatos, y por tanto querían votar en blanco, pensando quizá que se vota en blanco depositando la tarjeta sin marcarla o rayando la tarjeta de tal forma errónea que se anule el voto. Es necesario que ese equívoco sea superado para el caso de las elecciones presidenciales.
El voto en blanco debe ser marcado, y hay una casilla específica para que quien no esté de acuerdo con ninguno de los candidatos, deje la constancia, votando.
-También es equivocado decirle a la ciudadanía -como lo hemos escuchado de algunos comentaristas radiales- que los votos en blanco se suman a la mayoría. Eso no es cierto. Basta recordar el parágrafo del artículo 258 de la Constitución: "Deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una Corporación Pública, Gobernador, Alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando del total de votos válidos, los votos en blanco constituyan la mayoría. Tratándose de elecciones unipersonales no podrán presentarse los mismos candidatos, mientras en las de corporaciones públicas no se podrán presentar a las nuevas elecciones las listas que no hayan alcanzado el umbral".
-De otro lado, debe pensarse en reformar el actual sistema de consultas para que los partidos escojan candidatos. Eso no debería estar a cargo del Estado, ni generar costos para el tesoro público. Las consultas deberían ser internas, bien sea dentro de un partido o, por acuerdo inter partidista, ya que la definición es un asunto que solamente a ellos –los partidos y los precandidatos- interesa. Que los propios partidos resuelvan quiénes serán sus candidatos, sin comprometer a la organización electoral, ni afectar las finanzas públicas.
-Estos asuntos deben racionalizarse. Y la organización electoral debe mejorar. En cuanto a la organización, deberían ser deducidas las responsabilidades.