Hoy los “jóvenes” de más de 65 años estamos a 54 días de terminar nuestra cuarentena obligatoria, esto nos da tiempo de sobra para leer una de las novelas que propondré, todas consideradas las mejores de su época y todas, aquí viene lo mejor, de más de mil páginas, suficiente para entretenerlos estas semanas.
“Patria”, escrita por Fernando Aramburo y publicada en el 2016, es la más reciente de las tres. Conocí a Aramburo en el Hay Festival de Cartagena. Escritor brillante y amable, carente de la presunción que arrastran muchos autores. La novela se desarrolla en Guipúzcoa, región del País Vasco, donde la ETA y la izquierda abertzale impusieron su régimen de terror desde el posfranquismo hasta el fin de la ETA, en 2011.
Recuerdo la certeza de Aramburo de haber demostrado con este libro la forma como diferencias políticas, en este caso la creación de una “patria”, va corrompiendo y destruyendo las tradiciones y los lazos de amistad entre amigos, vecinos y compañeros por décadas, de un pueblo. Cómo destruye aún el tejido mismo de una familia. Este libro desnuda la horrenda realidad de la manipulación política en la mente humana.
Del siglo XX les presento, “Vida y destino”, de Vasili Grossman, considerada la mejor novela rusa del siglo. Su prosa, a la vez hermosa, sobria y profundamente desgarradora, impacta todos nuestros sentidos y sentimientos. Leyéndola, experimentamos miedo, rechazo, furia, dolor, angustia y desesperanza. Describe una época amarga, con poco espacio para el amor y la belleza. Llegamos a sentir el frio que congela y el hambre que mata a soldados rusos y alemanes, por igual, en la monumental batalla de Stalingrado. Vivimos la gran derrota del Sexto Frente del ejército de Hitler; quizás el comienzo del fin del Tercer Reich.
El libro, escrito en 1959, años después de la II Guerra Mundial, y del triunfo ruso en Stalingrado, el cual Grossman cubrió como corresponsal de guerra, es una dura critica a la era de represión y totalitarismo estalinista; del horror, las persecuciones, torturas y desapariciones; del miedo vivido por los rusos en esos años de los gulag en Siberia, del poder omnipresente de Stalin.
Antes de la presentación del libro, la KGB confiscó los manuscritos, cuadernos de notas, copias mecanografiadas, hasta el papel carbón.
Años después, Grossman pidió a Nikita Khrushchev libertad para su libro: “Le pido que devuelva la libertad a mi libro, pido que se discuta con editores, no con los agentes de la KGB”. Grossman murió en 1964, sin ver su novela publicada. Más, un par de copias guardadas en secreto por amigos del autor hicieron posible su publicación en Suiza, en 1980.
“La Regenta”, de Leopoldo Alas (Clarín), considerada la obra cumbre de la literatura española del siglo XIX, nos describe con gran “realismo”, una nueva tendencia literaria distante del romanticismo, la vida de una mujer en una época pacata, llena de restricciones y frustraciones.
La novela se desarrolla supuestamente en Vetusta, realmente en Oviedo, donde el obispo de la época la condenó, rotundamente, por inmoral. Hoy hay allí una hermosa estatua de bronce que recuerda a La Regenta y su pasión por la vida. Esta novela, muchas veces comparada con Madame Bovary, hará volar las horas mientras se acaba el encierro.