Casi todos quieren violar las leyes, normas, legislaciones, preceptos y principios, para lucrarse política, social o económicamente. Esta la razón por la cual cada vez la corrupción se pavonea en todos nuestros países. Parece ser que no hay disposición, por fuerte que parezca, impermeable a la corrupción.
Hay enjambres de expertos en ¨deshonestidad¨, que deambulan por regiones, países, continentes y villorrios, a la caza de negociados. Aparecen las coimas, puertas giratorias, sobornos, dádivas, óbolos, presentes y halagos que deslumbran a funcionarios, legisladores y directivos con poder y decisión.
Esta no es una novedad en nuestro medio, pero existe y avanza aceleradamente.
Estas prácticas hacen cada vez más exorbitantes los impuestos, los costos de los servicios, licencias y normatividades. Los ingresos fiscales no alcanzan, las obras demoran eternidades en ejecutarse y su calidad da vergüenza.
Son las secuelas de la corrupción, práctica generalizada que parece no tener remedio y antes, por el contrario, crece aceleradamente. Reficar, Invercolsa, Isagén, etc. etc. son muestras que a diario refrescan nuestras memorias. Odebrecht está de moda, y lo más grave es que sus orejas, aparecieron en plena Casa de Nariño por los años 2009 y 2010, y se han proyectado a los países vecinos.
Los “Papeles de Panamá” y negociados a granel se ventilaron durante el gobierno de Ricardo Martinelli.
Por ello es inconcebible la carta del ex presidente Uribe al Juez de La Florida, para defender a Martinelli, preso por corrupto en Estados Unidos. Inaudito que el ex mandatario se ampare en pasaporte diplomático colombiano, para aplicarle mayor poder a su defensa. Entendible sí, que lo haga aparecer como el gran defensor de la democracia y aproveche para ello el desprestigio de Hugo Chávez, a que consideró de terrorista y narcotraficante.
Uribe, sin sonrojarse dijo que Martinelli -chuzador empedernido de los panameños- es un perseguido político por haber enfrentado la amenaza socialista, “paraguas del chavismo”. Nuestro ex mandatario tiene mucho que agradecer al panameño porque asiló a Pilar Hurtado, quien también fue la temible chuzadora del DAS en Colombia, al parecer por órdenes directas de su jefe. Esa se la debe Uribe a Martinelli, al igual que otras “corru-cositas”.
Y al parecer, es urgente y necesaria la absolución de Martinelli, porque son muchas las investigaciones en las Cortes nacionales e internacionales que ponen nerviosos a muchos prohombres que han actuado sin recato y sin moral, violando los Derechos Humanos, mientras exhiben una aureola de probidad.
Martinelli delinquió durante su presidencia en Panamá. Por ello lo tiene bajo su lupa la justicia norteamericana. Con el cuento de que fue demócrata y enfrentó a Chávez, no se puede esconder su acción depredadora, como tampoco se podrá borrar la ocurrid en otros lares. Que el juez Edwin Torres devuelva esa carta, o se estará institucionalizando internacionalmente la ¨licencia para chuzar¨ y delinquir, aprovechando el poder.
BLANCO: De la Calle, Vargas y Fajardo, excelente tripleta presidencial.
NEGRO: El brutal recorte al presupuesto para el deporte, especialmente ahora, cundo brillan nuestras figuras.
gabrielortiz10@hotmail.com