LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 25 de Enero de 2013

Cambiemos la hora

 

La economía colombiana se desacelera como lo muestran los índices  económicos y lo prevén los técnicos. Entre las herramientas que se podrían utilizar (reducción de las tasas de interés, protección a la industria local, más subsidios, reformas laborales, etc.), hay una que no se tiene en cuenta, aunque se trató de implementar hace 20 años y se descartó rápidamente por la oposición del sector pecuario. Ese instrumento es uno muy simple y que no conlleva costos: adelantar el reloj una hora, ahorrar la energía que se puede consumir durante 60 minutos, especialmente al finalizar el día, idea concebida por primera vez por Benjamín Franklin en 1784.  Este horario de ahorro de energía es utilizado durante la época del año, cuando los días son más cortos, por los países industrializados (excepto Japón) y en Latinoamérica por México, Cuba, Chile, Paraguay, Uruguay y Brasil (10 de sus 26 Estados). Colombia debería acoger este horario durante todo el año. Una hora de sol adicional, lo generalmente acostumbrado, ahorraría la energía dedicada a iluminación de los hogares, estimularía el consumo por mayor asistencia a sitios de esparcimiento, disminuiría los accidentes de tráfico y la criminalidad (esta se incrementa durante la oscuridad), es decir, además de reducir el consumo energético, incrementaría el empleo y es tan efectivo que los Estados Unidos lo hicieron obligatorio los doce meses del año entre 1942 y 1945, es decir, durante la segunda Guerra Mundial. Es cierto que en las zonas cercanas al ecuador la diferencia en luminosidad no es muy apreciable, menos de media hora, entre invierno y verano, pero aun así, quien se va a dormir a las 10 u 11 p.m. todas las noches ahorraría una hora de energía. A raíz de la sequía que sufrimos en Colombia en 1992 por el fenómeno del Niño y que conllevó a un racionamiento de energía, el Gobierno implementó un horario de ahorro de electricidad a partir del domingo 3 de mayo de ese año. País conservador por excelencia, las protestas fueron inmediatas. La que mas notoriedad recibió fue la de los llamados campesinos con el argumento de que las vacas no comprendían el cambio de hora, cuando en realidad quienes no lo querían aceptar eran los que tendrían que levantarse una hora más temprano a lo usual, según el reloj, si consideraban que sus rebaños no podían ser ordeñados un poco más tarde. El horario de ahorro energético se dio por terminado en nuestro país el 3 de abril de 1993. Dadas las ventajas que tiene este horario de ahorro energético que le da a los ciudadanos una hora extra de luz solar, sería una buena idea implementarlo siguiendo el ejemplo de los países desarrollados y de los latinoamericanos mencionados. Debemos desprendernos de los viejos hábitos cuando pierden su utilidad y entrar en la modernidad.