LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 10 de Enero de 2014

Salario mínimo y diplomacia

¿Se paga a los empleados domésticos de embajadas y consulados acreditados en los Estados Unidos los salarios mínimos de los estados donde prestan sus servicios? Muy probablemente no, especialmente los de misiones de países con niveles salariales inferiores a los del país de norte. Una de estas situaciones se conjugó con un fiscal, conocido desde antes por sus actuaciones sensacionalistas, para producir una disputa diplomática que sentará precedente. Una funcionaria consular india declaró en la documentación para obtener una visa para una doméstica, que le pagaría una suma acorde con la ley del estado de Nueva York, pero en un contrato privado estableció una suma muy inferior (probablemente acorde con las remuneraciones en la India). La empleada, no el primer caso similar en Estados Unidos, demandó más tarde y un fiscal, Preet Bharara, ciudadano estadounidense nacido en India (!), decidió aplicarle a la cónsul todo el peso de la ley: fraude en visa, ofensa penal castigada con prisión de 10 años. La cónsul fue apresada cuando dejaba a su hija en el colegio, esposada, desvestida para registrarla y puesta en una celda con drogadictos.

Este trato dado a una funcionaria consular de una nación amiga con importantes intereses estratégicos mutuos y por una simple disputa salarial, estimado indigno por India, motivó la reacción airada de Nueva Deli, que, considerando que “la reciprocidad es la base sobre la que se mueve la diplomacia”, tomó represalias inmediatas: removió barreras de seguridad de la sede diplomática americana, suprimió ventajas arancelarias para importación de alcohol, revisión de permisos de condiciones de trabajo de personas al servicio de funcionarios estadounidenses, cancelación de pases de aeropuertos, aplicación rigurosa de normas de tráfico.

Por su lado Washington afirma que la inmunidad solo protege contra actos de servicio, que la funcionaria recibió el mismo trato que cualquier ciudadano local, que los cargos serán mantenidos y no se presentarán excusas a la India. Parece que el fiscal Bharara, quien se niega a cualquier compromiso, ocasionó en su deseo de notoriedad un grave problema diplomático a los Estados Unidos cuya imagen, de hecho no es la mejor en la India (recordemos la posición india durante la guerra fría), se deterioró aún más.

Si bien los indios se sienten profundamente humillados por el tratamiento dado a su agente consular y los estadounidenses quieren mantener su imagen de respetuosos de la independencia judicial, seguramente se logrará un arreglo sin llegar a llamar embajadores “para consultas” o que la cónsul, como Julián Assange en Londres, quede confinada sine die a la embajada india, situaciones que afectarían gravemente las relaciones entre los dos países, no solo comerciales (exp. + imp. = US$62.000 millones), sino estratégicas dada la situación geográfica de la India. Alguna rendija se encontrará a la Convención de Viena. Para eso es la diplomacia.