Lionel Moreno Guerrero | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Junio de 2015

RESIGNACIÓN O RENDICIÓN

La aceptación de Castro

Después  de cincuenta años los Estados Unidos y la mayoría de Latinoamérica y Europa, se dieron por vencidos respecto al régimen cubano. Para ellos, si no han podido lograr la democratización de la isla con sanciones, deben aceptar su gobierno y ver si así claudicar logra mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Raúl Castro puso sus condiciones y, hasta la fecha, Washington las ha aceptado. La principal fue sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo sin lo cual no aceptarían reanudar las relaciones diplomáticas. Obama accedió y admitió que Cuba cumple los dos criterios que consideran esenciales para la exclusión: no haber patrocinado el terrorismo internacional en los últimos seis meses y garantizar que no lo hará en el futuro. Esto acepta que ya Cuba no ayuda a la guerrilla colombiana, labor en la que sin duda la remplazó Venezuela. ¿Cuál sería la garantía de que en el futuro no se reanudará la ayuda?  Probablemente la difícil situación de la isla al faltarle la ayuda económica de una Venezuela quebrada (con la aplicación de las teorías económicas y políticas cubanas) la ha dejado sin medios para tratar de llevar su revolución a los países latinoamericanos y la disuade el deseo de acercarse a los Estados Unidos para tratar de compensar el desvanecimiento del respaldo venezolano.

Pero falta un elemento importante, la terminación del embargo comercial, al que la izquierda insiste en llamar bloqueo, cuando bloqueo no existe, los Estados Unidos no impiden que Cuba comercie con otros países, como en efecto lo hace con Colombia, Canadá, los europeos, etc., los Estados Unidos son uno de los principales exportadores de alimentos a Cuba. Desde el punto de vista comercial Cuba no es un gran mercado, solo 12 millones de habitantes con un mínimo ingreso per cápita. Sin embargo, para algunos es apetecible, por ejemplo para productos de consumo de bajo precio o para el turismo podría ser una buena fuente de negocios. Varios no quieren dejar pasar por alto la oportunidad de estudiar la situación económica de primera mano y viajan a Cuba para ver cómo están las cosas. No creemos que dentro de unos pocos meses este interés perdure.

La nueva política cubana de Washington tiene repercusiones en el resto del continente ya que si el paradigma de democracia acoge a un régimen tan opresivo como el de La Habana, ¿porqué ser más papista que el Papa? Hagamos, dicen los “realistas” lo de Colombia o Chile, pasemos por alto las violaciones a los derechos humanos y a las libertades de regímenes como el venezolano o el ecuatoriano y, basados en el principio de la no intervención, no critiquemos a los vecinos antidemocráticos. Las perspectivas democráticas no se ven muy buenas.