Pasó muy rápido este trimestre, más de lo acostumbrado y es entendible, pues el año pasado fue el más duro de nuestra vida, sufrimos algo que nunca soñamos, y debimos enfrentar con estoicismo, resignación y compromiso, “la aparición del covid-19”. Fatal para la humanidad, desconcertante, sorprendente e inconcebible, una pandemia impensable que nos obligó a un recogimiento exagerado y temeroso, con la imposibilidad de calcular sus consecuencias, permanencia en el tiempo y alcances, ante lo cual el año anterior enfiló por la humanidad, dejando una estela de tristeza, amargura y llanto, que tan sólo este 2021 en su inicio, con algo de optimismo y expectación, logró darnos una luz de esperanza. Es por ello que, en medio de lucha, trabajo y fe, pasaron tres meses sin que los notáramos.
Llegó la Semana Santa y con ella una tradición milenaria para la humanidad, época de recogimiento, pero también de descanso y vacación, que normalmente invita a la unión familiar; en otras calendas para estas fechas sugeríamos una serie de protocolos, sobre la prudencia en los desplazamientos, el cuidado de cara a la delincuencia, la prevención hacia los menores en lugares con grandes afluencias de público, la atención a los excesos de sol, licor y comida. En fin, todo direccionado a la seguridad y paz de los ciudadanos. Hoy, como están las cosas, a más de esta recapitulación, debemos añadir la prudencia y observancia de las recomendaciones sobre bioseguridad; no podemos olvidar los momentos de zozobra que vivimos, ni mucho menos perder de vista lo grave de la amenaza, que a cada paso nos recuerda la pérdida de vidas y los quebrantos económicos en grandes y medianas empresas. En verdad no podemos permitir un rebrote de covid en nuestro suelo.
Es entendible que las gentes de todos los niveles estén ansiosas por salir, cambiar de clima, visitar a parientes en otras regiones, viajar con sus párvulos, darles un poco de esparcimiento, pero es importante no perder de vista las informaciones que nos llegan tanto nacional como internacionalmente, pues la pandemia sigue siendo una amenaza permanente. Gran parte de la sociedad ha salido victoriosa, no por capacidad de lucha, sino por prudencia y responsabilidad. Se viene hablando de un tercer pico y las informaciones dan cuenta de ciudades europeas en cuarentena, lo que nos obliga a redoblar el compromiso
La gran recomendación y el gran pedido a la ciudadanía en general, es no perder el control de la situación, tener presente la amenaza, no olvidar por un instante las recomendaciones de tapabocas, distanciamiento y aseo. Recuerden que hacen parte de una sociedad compuesta por unidades familiares a las que debemos respeto, consideración y cuidado. Un tercer pico sería fatal para nuestros mayores y la economía. Cuidémonos y cuidémoslos.