Lorena Rubiano Fajardo | El Nuevo Siglo
Lunes, 25 de Enero de 2016

Épocas de hambruna

Un millón de niñitos se nos muere de hambre y un silencio se duerme contemplándolos.

Jorge Debravo

“Las personas no saben cómo administrar la productividad de la tierra”

 

Tenemos que aterrizar, ver la realidad y no ignorar la grave situación que afronta el mundo entero y en Colombia ya se siente la falta de agua y de alimentos en muchas regiones.

 

Se puede hablar, presentar estudios, análisis  pero no se podrá evadir la realidad y lo peor es que las soluciones a corto plazo no se ven. Todos al unísono le echan la culpa al cambio climático, pero el origen de la crisis es más profundo.

 

Tenemos que ver la realidad  y reconocer la falta de previsión, de estar preparados y tener alimentos almacenados, como en las guerras mundiales. Es imperativo que reflexionemos sobre los hechos que tienen que ver con la situación del mundo.

 

Los océanos se vacían, los ríos se mueren, los cultivos se acaban, las selvas desaparecen y los páramos se derriten. ¿Vieron las escenas del nevado del Ruiz sin nieve? ¿Los ríos  magdalena y Cauca en la mitad de su capacidad? La subienda desapareció.

 

Como ya lo había expresado en otro artículo, don dinero, el ansia de la plata, nos va a llevar a sembrar billetes y a fundir monedas, pero lo malo es que eso no se come.

 

'Nature Communications', ha dicho que “La pesca indiscriminada, a nivel industrial y a baja escala tendrá prontas consecuencias para la fauna marina, cuyo volumen está en franca disminución”.  

 

Según el Proyecto Hambre de las Naciones Unidas, alrededor de 24.000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con ella. Un 75% de los fallecidos son niños menores de cinco meses.

 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que unos 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre y desnutrición, una cantidad cerca de 100 veces mayor que el número de personas que efectivamente mueren por esas causas al año.

 

Por eso es tan importante apoyar programas como el del  Nobel de la Paz, Muhammad Yunus quien lidera el  primer negocio social agrícola en Colombia llamado ‘Campo Vivo’, que junto a McCain Foods, ha logrado mejorar la calidad de vida de 21 familias colombianas de Une (Cundinamarca)

 

 “Muy pronto el mundo quedará sin alimentos y las personas no están administrando la productividad de la tierra, por ello Colombia tiene la oportunidad de hacer historia con Campo Vivo”, indicó el nobel.

 

lorenarubianof@gmail.com