El ego
“Es origen de problemas, de conflictos, es altamente egoísta”
Epígrafe
“Que tontos son aquellos que se alejan de lo que es real, verdadero y duradero y en cambio persiguen las formas fugaces del mundo material, formas que son simples reflejos en el espejo del ego”.
Han Shan
ESTAMOS viviendo y padeciendo la era del ego, del narcisismo, del egocentrismo, del Yo y solamente Yo y me parece que el ego subido a las cumbres lo tienen gentes mediocres, que no se tienen confianza en sí mismas y quieren aparentar o mostrarse como si fueran dioses.
El ego, maldito ego, ¿hasta dónde nos va a llevar? ¿Cuándo, nuestros dirigentes harán un análisis al interior de su ser y se darán cuenta de dónde vienen y quiénes son? El ego por apellidos, ego por razas, ego por cargos, ego por belleza, ego por todo, mejor dicho la megalomanía alborotada. Lo que se percibe es que en la dirigencia colombiana se está exacerbando la obsesión por la imagen, por el qué dirán, por el qué dicen y lo peor todo, se creen los ultra-mega inteligentes e infalibles.
Por lo lados del café Il Pomeriggio, oí una frase que me llamó la atención: “En Colombia no necesitamos reformas a la Justicia, sólo tenemos que bajarles el ego a los magistrados, para que puedan obrar exclusivamente en Derecho”.
Aprendí en mis clases de yoga y de estimulación espiritual, que hay que tener autoestima, pero de ahí a elevarse al máximo grado de individualismo es tenaz.
Christopher Lasch, profesor en la Universidad de Rochester, escribió un desencantado retrato de lo que consideraba “una sociedad que concede creciente relieve y aliento a los rasgos narcisistas”.
Qué pereza tanto ego alborotado. En vez de tantas reformas hay que acabar con el ego, el ego de los guerrilleros, el ego de los almirantes y generales, el ego de los ministros y ex presidentes, el ego de muchos periodistas. En Colombia, la gente se muere más de envidia que de cualquier otra enfermedad. Tenemos que cambiar esos parámetros de comportamiento social y recordemos que todos somos mortales, que todos tenemos el mismo recorrido y que por lo tanto no nos interesemos por el qué dirán, o cómo nos ven, sino por lo que realmente somos. Y lo digo yo, que sufrí toda clase de discriminaciones, especialmente por mi estatura.
El ego, como el de un compañero de la universidad, es el origen de todos los problemas, de los conflictos, es altamente egoísta, desdeñoso, desagradable y odioso.
lorenarubianofajardo@gmail.com