Han sido muchos los grandes hombres que, durante nuestra historia, han pasado por estas tierras, mucha la riqueza que nos ha depositado la naturaleza, mucha la belleza de nuestras mujeres e incalculable y promisorio el futuro que podríamos gozar, pero que nos lo alejan cuando está prácticamente en nuestras manos.
Los insaciables siempre están actuando amparados un enemigo prefabricado.
Nuestro talento, inventiva, destreza y fuerza; la energía, la rectitud, el carácter, el rigor, el ingenio y tantas virtudes del ser humano, irrigan y penetran esta tierra y esta población que no se doblegan ante nada.
Lamentablemente no nos vacunaron contra imponderables e imprevistos que llueven y nos impregnan. Nuestros escudos no eluden los ataques, que hasta la misma naturaleza arroja sobre la humanidad.
No vale la pena, para evitar polémicas estériles, señalar períodos, personajes, comunidades y sectores que han malogrado nuestro pasado, presente y futuro.
Los reveses, los obstáculos y las desgracias que hemos soportado se amparan en el poder, el dinero, la ambición, el resentimiento, la envidia y la intriga. Siempre acompañados por enemigos prefabricados.
Todos esos ingredientes acompañaron quienes han pasado por estos lares. Los primitivos, nuestros verdaderos antepasados, fueron despojados de sus tierras, sus riquezas, sus mujeres, sus virtudes; fueron esclavizados y casi que diezmados por la acción de los invasores que los infestaron con las europeas enfermedades.
Con briosos caballos, que aún poseen y disfrutan con avaricia, moquetes y desmedidas ambiciones por nuestro oro y riqueza, sembraron en nosotros la ansiedad, la voracidad, la avidez, la insatisfacción, el resentimiento. Siempre apoyados en el enemigo prefabricado.
Así fuimos perdiendo las bondades de la naturaleza y, florecieron las intrigas, la ambición, la envidia, el insaciable deseo de poder. Esas ilimitadas bondades del ayer se convirtieron en el desastre del mañana. El que llega a la cima quiere quedarse allí por siempre. Sus logros, sus metas, sus tierras, su riqueza -sin importar cómo se hayan obtenido- tienen que proyectarse en el tiempo y la distancia. Apoyados por el enemigo prefabricado.
En esas estamos. Hoy con menos del 10% de los colombianos, un ¨tuiter-fijo¨, quiere manejar a 50 millones a su manera, para beneficiarse, para sostener su decadente poder.
Quiere eternizarse como el ¨Gran Colombiano¨, el mariscal, el inalcanzable, el único.
Esta vez, el enemigo prefabricado es la prensa. Lástima grande que personajes calificados, pero desorientados, dependan de la insaciable voracidad de poder y resentimiento de un supuesto líder -con enemigo prefabricado- para postularse como candidatos a la Presidencia. Los fanáticos deben pensar, decidir por sí mismos y votar por quien ellos quieran… no por el que se les diga. Solo así podremos disfrutar lo nuestro.
NEGRO, NEGRO: Semana dolida nos trajo la noticia del deceso del gran colega y amigo, Héctor Mora Pedraza. Lo conocí cuando era un joven diputado de Cundinamarca. Fogoso orador y autor de numerosas ordenanzas dedicadas a mejorar la vida de la gente. Periodista que nos llevó a conocer el mundo con sus curiosidades, enigmas, bellezas, curiosidades. Paz en su tumba.