MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Enero de 2013

Amanat

 

A  mediados de diciembre del año pasado, Amanat y su novio salieron de una sala de cine en Nueva Delhi. Como no lograron que ningún taxi los llevara hasta la casa de la joven, decidieron subirse en un bus. Vale la pena mencionar que tanto el taxi como el bus en Delhi son alternativas de transporte público que uno quisiera evitar por razones simples de salubridad.

Casi de manera inmediata, la joven fue agredida con palabras que atentaban contra su dignidad. El novio, alterado les exigió respeto y la reacción en cadena fue una brutal violación del cuerpo de Amanat por parte de seis hombres y que duró una hora. Ni el chofer del vehículo, ni los demás pasajeros hicieron nada para defender la vida de esta mujer que terminó con una varilla insertada en su vagina y sus intestinos regados en el suelo.

Un país de más de mil doscientos millones de almas se encuentra sumido en una ola de protestas en las principales ciudades por parte de miles de mujeres que han salido a las calles a exigir una condena ejemplar, un cambio en la legislación, pero por sobre todo, una modificación del sistema de una sociedad profundamente machista.

En la India una mujer es violada cada 20 minutos, una de cada tres víctimas es menor de edad  y el 30 por ciento de los abusos ocurren en el interior de la familia. Lo más grave de todo es que la sociedad tiene un acuerdo tácito para no hablar de las violaciones. Es casi una especie de deshonra que a una mujer la violen, así sea esta una situación producida por los mismos hombres de la familia a la cual pertenece la víctima.

Y piensa uno en ese país tan lejano cómo se cometen semejantes atrocidades. Pero hace menos de un año a una de nuestras mujeres la empalaron en el Parque Nacional en la capital del país.

Lo único cierto es que en el mundo entero la sociedad patriarcal está condenada a morir. La supremacía ficticia de los hombres hegemónicos ya no tiene espacio para existir. Ni los negros son inferiores, ni las mujeres brutas u objetos sexuales, ni los niños son estúpidos seres que no tienen sentimientos, ni la comunidad LGBTI es una manada de locos. Llegó el tiempo en que el poder de los hombres tipo los “Gerleins” empezará a desaparecer pasando en primera instancia por el rechazo de una sociedad que está cansada de ser discriminada sobre todo por la incapacidad de los gobernantes de entender las realidades internas de cada ser humano.