¿Hay locomotora de la innovación?
La actitud errática para la puesta en marcha de la locomotora de la innovación ha producido un retraso en el impacto que se esperaba del Fondo de Innovación del Sistema General de Regalías. Cuando presentamos en el Senado el proyecto que dio origen a la Ley 1286 de 2009, sabíamos que la innovación es uno de los pilares indispensables en una economía que en épocas de globalización pretenda ser competitiva.
Lo anterior era una razón suficiente para que dicha locomotora arrancara a toda velocidad hace dos años, pero la visión miope del DNP al elaborar el Plan de Desarrollo y el deseo de acaparar, no dejaron poner en práctica la nueva organización institucional de la Ciencia a través de Colciencias que debía transformarse en un Departamento Administrativo con la autonomía presupuestal y el nivel jerárquico que le permitiera desarrollar una política de Estado para la innovación y evitar que dependiera de las veleidades de los funcionarios de turno.
El acierto del actual Gobierno al lograr la reforma a las regalías y asignar el 10% de las mismas a la investigación científica y tecnológica llegó a generarnos la ilusión de que por fin avanzaríamos hacia las metas propuestas hace 20 años por la misión de sabios convocada en la administración Gaviria. Hoy es evidente que estamos ante una política en decadencia.
El reciente Informe de Innovación Global (GII) 2012 de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), presentó el Índice de Eficiencia de la Innovación que muestra cuánto de los outputs de la innovación (conocimiento, tecnología y creatividad) son producidos por los inputs de la misma (instituciones, capital humano, investigación, infraestructura y sofisticación del mercado y los negocios).
Según dicho Índice, Colombia se encuentra en una posición mundial muy desfavorable, al ocupar el puesto 92 entre 141 países, por debajo de otras economías latinoamericanas como las de Chile, Brasil y Venezuela.
Las ineficiencias de esta locomotora no son responsabilidad de una sola institución (Colciencias), sino de la falla en los mecanismos de arranque que le han impedido iniciar la marcha. A este ritmo, ya no podremos referirnos a la innovación como una locomotora, a pesar de haber recibido orden de salida desde la expedición de la Ley 1286, sino que la recordaremos como otra oportunidad perdida dado su lánguido impulso.
Se debe permitir la autonomía de Colciencias como institución encargada de liderar el diseño y la coordinación de la política de innovación nacional e impulsar de la mano del sector privado y la academia los proyectos sectoriales y regionales de investigación aplicada que den valor agregado a los bienes y servicios nacionales. Asimismo, debe contar con los recursos e instrumentos necesarios para el diseño y ejecución de un gran plan nacional para la formación de profesionales especializados y de doctorados en áreas del conocimiento claves para que Colombia avance económica y socialmente y así aspirar con mayor fundamento a metas tan ambiciosas como el ingreso a la OCDE.
Preocupan las declaraciones de Jaime Restrepo al dejar la Dirección de Colciencias y la debilidad institucional que proyecta, máxime cuando las regalías asignadas a la innovación se distribuirán en las regiones en lugar de responder a una política nacional. Lo anterior supone un riesgo considerable de terminar politizando la ciencia y lo peor, ya no habrá comisión de conciliación a la cual responsabilizar del esperpento. Como vamos, el Plan de Desarrollo del gobierno Santos no solo no tendrá locomotora de la industria manufacturera, porque a juicio de quienes lo elaboraron esa no era importante, sino que ahora vemos a la locomotora de la innovación en grave riesgo de descarrilarse.
Cuando las economías del mundo entero buscan afanosamente crecer con mayor valor agregado y empleos de calidad, especialmente en la industria, la innovación, que es el factor que genera la diferencia para evitar que seamos simplemente un proveedor de recursos naturales sin mayor grado de elaboración, se encuentra a la deriva y sin timonel.