MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Jueves, 1 de Noviembre de 2012

Una vez más la equidad

 

Las cifras publicadas por el DANE el pasado 11 de octubre revelan la participación departamental en el crecimiento del 5.9% del PIB colombiano en 2011. Debido al boom minero-energético que vive la economía local, los departamentos en los que se concentra dicha actividad mostraron crecimientos importantes en su producto como, por ejemplo, el Meta y Casanare, los cuales crecieron a tasas anuales del 19.7% y el 15.1% respectivamente, y en los que la extracción de petróleo pesa más del 70% en su PIB departamental.

En materia de crecimiento les siguen Cesar y Chocó, los cuales deben su crecimiento a la actividad minera, el primero al carbón y el segundo al oro. Lo anterior implica, que en el 2011 los departamentos con idoneidad minero-energética superaron en importancia a Bogotá al respecto de su participación en el PIB Nacional. Mientras la capital participa con el 24.5% del PIB total, los minero-energéticos lo hacen con un 26.8%, y los otrora motores del desarrollo colombiano y pilares de la producción industrial como lo eran Antioquia y Valle del Cauca, también son superados (sumando un 22.6%).

El auge actual que vive el país en materia de extracción de recursos naturales es importante, pues jalona a la economía colombiana, por lo cual la locomotora de la minería es la abanderada del crecimiento del producto nacional. La preocupación surge cuando se observan las cifras del PIB per cápita departamental y nos encontramos con cifras tan desiguales,  tales como que el PIB per cápita del Casanare es similar al de Corea del Sur (US$ 22.424 aprox.), mientras que el PIB del Vichada es de apenas US$1.972, cifra comparable con el PIB per cápita de países como Papua Nueva Guinea (US$ 1.845 aprox.).

El tema de la desigualdad en Colombia no es nuevo. En marzo de este año Lars Christian Moller, economista sénior del Banco Mundial, aseguró que el país tiene uno de los niveles de desigualdad más altos en América Latina, compartiendo lugares con Bolivia y Haití. No se pueden desestimar los esfuerzos del Gobierno Santos en propender por la disminución de la inequidad, pues proyectos de Ley aprobados por el Congreso, como la Ley de Víctimas y la Reforma a la distribución de las Regalías, pareciera apuntan a dicho objetivo.

Sin embargo, teniendo en cuenta los datos revelados por el DANE, dichos esfuerzos parecen aún no tener resultados y si bien, el impacto de leyes a las que hacemos referencia es de esperarse en el mediano plazo, sí es muy importante que el Gobierno Nacional implemente otro tipo de políticas que tengan un impacto inmediato, con el objetivo de estimular las demás actividades económicas, que lejos de presentar tasas de crecimiento como las del sector minero-energético, crecen de manera pausada, e incluso algunos como la industria presentan rezagos y crecimientos negativos. Desde la Coalición venimos promoviendo que es necesaria la incursión de la industria colombiana en el aprovechamiento de los procesos manufactureros que son útiles para el desarrollo minero-energético colombiano, a través de una política de Estado que lo promueva e impulse decididamente.

Es el momento de tomar cartas en el asunto para estimular la actividad industrial, ya que aún son reversibles los efectos de la desindustrialización en la economía colombiana y hay recursos y potencial para hacerlo. De no ser así, la tan temida enfermedad holandesa será una realidad más cruda día a día en la economía colombiana y cuando eso suceda, entraremos en un círculo vicioso de inequidad del cual será imposible salir.