MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Abril de 2013

Debería ser objetivo de Colombia

 

Para alcanzar un desarrollo sostenido en el tiempo, Colombia requiere enfocar sus esfuerzos para buscar un objetivo más ambicioso de pleno empleo como lo hizo Chile. Estoy convencida de que  competitividad, innovación, desarrollo industrial y agropecuario con una visión de cadenas productivas, permitirían lograr hacia el mediano plazo ese objetivo más ambicioso para el país.

Recientemente Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, afirmó que “El desafío es generar empleos de calidad en el marco de un modelo de desarrollo orientado a la igualdad y la sostenibilidad ambiental". Según el DANE en la última encuesta anual manufacturera el 42% de los sectores presenta un débil comportamiento en la generación de empleo en el 2011 (última cifra disponible), lo anterior es preocupante si se tiene en cuenta que en el 2010, el 78% de los sectores fabriles generaba empleos de calidad en Colombia. Se puede afirmar que este fenómeno surge gracias al débil comportamiento de la industria, el crecimiento descontrolado del sector informal, el bajo nivel de productividad de la mano de obra, la escasa movilidad interna de la mano de obra, y las diferencias entre regiones y ciudades.

Bajo este panorama es importante tener claro la importancia de esta variable en el desarrollo, en este sentido, el Banco Mundial, en su último informe de Empleo afirmó: “El empleo es la piedra angular del desarrollo, y para que haya empleo se requieren políticas de desarrollo”. Estas políticas deben estar ligadas con el desarrollo de cadenas productivas que permitan aprovechar las particularidades y potencialidades de cada una de las regiones y territorios de nuestro país, con el objetivo de estimular la internacionalización de productos con valor agregado.      

De igual forma se puede aprovechar con mayor inteligencia y estrategia el interés de los inversionistas extranjeros en Colombia atrayendo mayor inversión no solo hacia sectores no transables, sino hacia los estratégicos por su potencial de generar innovación, valor agregado nacional y empleos en ramas de la industria que permitan un mayor desrrollo del mercado interno y más participación en el mercado internacional.

Como afirmé hace dos años, Colombia necesita promover una cultura de innovación y emprendimiento en el interior del Estado, las empresas, las universidades y la sociedad civil, lo que mantendrá en alerta permanente al país y estimulará la búsqueda de nuevos procesos y productos que mejoren el desempeño en todos los sectores de la vida nacional. Este esfuerzo llevará al crecimiento del producto, las exportaciones y el empleo; a mejores prácticas privadas y de gobierno; a la sostenibilidad ambiental; la adaptación positiva al cambio climático; el fortalecimiento institucional; la generación de bienestar y, por supuesto, a la paz.

Si Colombia sabe hacer uso de sus fortalezas regionales y nacionales, y entiende que detrás de sus debilidades como la carencia de infraestructura y logística adecuada para el comercio internacional, el bajo desarrollo rural, altos costos en la energía y el gas, bajos niveles de competitividad, contrabando, corrupción, seguridad, entre otros, se esconde una gran oportunidad para dinamizar la economía nacional y generar empleos, en unos años se podrá hablar de la década de oro de Colombia.