MAURICIO BOTERO MONTOYA | El Nuevo Siglo
Lunes, 28 de Noviembre de 2011

La danta americana

 

 

La danta es el único paquidermo americano, exceptuada la burocracia. Los jóvenes llaneros ya no la reconocen porque no la han conocido. Está extinguiéndose. Su hábitat ha sido destruido. Mientras tanto China propone comprar 400.000 hectáreas en los Llanos Orientales de Colombia. La India aspira para sí medio millón de hectáreas en esa región.

La firma italo-española Poligrow está negociando 60 mil hectáreas en esa bella región. Y como lo señala Juan Manuel López Caballero, la Cargil Holding de EE.UU. compró 25 mil hectáreas y Brasil con el grupo Mónica Holding invirtió en otras 13 mil. Las petroleras han hecho compras aún mayores.

Instintivamente nos podríamos felicitar por ser tan atractivos para los capitales extranjeros. Esas inversiones bien administradas generarían riquezas y empleo. Sin embargo, debemos mitigar el exceso de alegría. El desarrollo que implica la mayor mano de obra agregada es un crecimiento sano. Apuntala la educación, mejores salarios y empleos permanentes. Permite que la industria, la creatividad y el ingenio criollo lideren al país. En cambio basar la estrategia en la extracción mineral es retroceder aunque al principio crezca la inversión. Como esa inversión sin cortapisas, con exenciones tributarias y sin previsiones medioambientales fue el énfasis del anterior gobierno, ahora pedir medidas racionales parece una revancha. Como lo han dicho varios economistas de Fedesarrollo depender de la extracción del oro, el carbón, el gas y el petróleo es dejar a la industria nacional en la retaguardia agobiada por una moneda sobre-valorizada que le impide competir en ventas en el exterior.

Lo mismo puede decirse de vender tierra a otros países para producir comida.

El empleo que genera esa explotación es de baja remuneración, su incidencia en la educación es trivial. Las consecuencias sobre el medio ambiente son inmanejables. Pero sobre todo el territorio que otro país compra se puede volver un enclave geopolítico que limita en materia grave la soberanía. Así esa adquisición se haga envuelta en incisos legales.

Por la Internet llegó hace unos meses una denuncia del incansable viajero Alfredo Molano avalada por un profesor ajunto de la Universidad Nacional y de un responsable de la Defensoría del Pueblo. Afirma que el entonces presidente Uribe dio a su amigo Frank Giustra “corsario financiero” una licencia para talar durante 15 años maderas finas del Chocó: algarrobo, sande, cedro amargo, bálsamo, caimito, chanul y virola”.

Aunque el Consejo Comunitario rechazó ese acto, y la Corte Constitucional se opuso al intento de ley forestal amañada que ese régimen pro-colonial impulsó, lo cierto es que el corsario obtuvo su licencia en el año 2006 con la Resolución 2293. Para burlar la oposición comunitaria se procedió al dinero y la corrupción del clientelismo. Así la firma REM Forest Products de Canadá venderá con grandes beneficios la madera a China mientras les pagará a los manipulados chocoanos unos 15 mil pesos por cada metro cúbico de madera exportada.

Aunque este caso extremo es el botón de muestra de la cleptocracia uribista, lo cierto es que 70% de la selva que va desde Bahía Solano a la Serranía del Baudó será talada. En los próximos años el corsario amigo de Uribe recibirá 280 millones de dólares por ese saqueo, Chocó solo recibirá algo menos que 28 millones de dólares.

Necesaria es la inversión extranjera pero no en ese renglón ni a ese precio.

Ser “atractivos” así no pasa de ser jerga de cabaretera adoptada por el argot economista. Pero no es bueno para una nación tener atractivos de cabaretera. Corre el albur de que sus hijos no sepan que es una danta americana.