¿Es la actual Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia merecedora de nuestro respeto?
Ninguna institución merece respeto per se. Lo merece por la dignidad, honestidad y decoro con que sus miembros se comportan, por la seriedad, mesura y sabiduría que confieren a sus actos, por la impecabilidad con que toman sus acciones.
El respeto se merece; NO ES GRATUITO. No se recibe por llevar un título, sino, por llevarlo con honor y dignidad, sobre todo cuando se es juez.
Cuando los miembros de una institución no se han ganado ese respeto, así sean magistrados de La Corte Suprema de Justicia, un pueblo demócrata y soberano los puede confrontar. Inclusive, si así lo demandan los ciudadanos, hay alternativas democráticas para deponerlos, reemplazarlos o modificar sus poderes. Ese es un claro principio democrático, una importante prerrogativa de los pueblos. Algo que impide el abuso de poder, aún por los magistrados de la Corte Suprema.
Entonces veamos, ¿se merecen los actuales magistrados de la corte nuestro respeto? No fue acaso esta misma Corte la que le permitió a Jesús Santrich, narcogerrillero jefe de las Farc, asumir su defensa en total libertad, luego de haber sido encarcelado y, además, solicitado en extradición por Estados Unidos, por estar sindicado en la negociación y envío de la “bicoca” de 10 toneladas de cocaína a ese país. Esto a pesar del clamor general en contra de que se le diera libertad a semejante criminal. Y ¿cuál fue el resultado? Santrich desapareció, para reaparecer en las disidencias de las Farc, dedicado de lleno al narcotráfico, bajo la protección de Nicolás Maduro.
Y los magistrados de la Corte, tan campantes, se lavaron las manos como si su irresponsabilidad no hubiera tenido nefastas consecuencias. Esto por mencionar solo uno de los muchos desafueros de la Corte.
Hoy, esos mismos magistrados han quitado la libertad al expresidente Álvaro Uribe, sin aún haber sido llamado a juicio. Un hombre sin antecedentes penales, quien sin excepción ha atendido todos los llamados de la Corte, quien no presenta ningún riesgo de fuga, ni es un riesgo contra la sociedad. Además, permanentemente, de dicha Corte se filtran toda clase de informaciones perjudiciales a Uribe. Algo totalmente inaceptable.
Todo indica, por informaciones en los medios, que dicen haberlas obtenido de la Corte, que el expresidente ya fue juzgado, si haberse presentado a juicio, de los cargos que se le imputan. Los magistrados, algunos de ellos reconocidos enemigos políticos de Uribe, han insinuado a los medios, que lo consideran culpable. Entre otras cosas por horas de grabaciones hechas a las conversaciones telefónicas entre Uribe y sus abogados.
¿Es, eso legal? ¿Se puede grabar a un sindicado hablando con sus abogados defensores y usar las grabaciones en su contra? No, no es legal, mucho menos ético, como tampoco son las filtraciones, ni todas las absurdas suposiciones de los magistrados sobre un caso que aún no ha sido juzgado.
Hay un horrendo olor a podrido en los actos de estos magistrados, tanto en el favorecimiento hacia Santrich, como en lo que indudablemente parece una persecución política contra el expresidente Uribe.
Y qué extraña coincidencia que, casi con las exactas palabras, Gustavo Petro y Juan Manuel Santos hayan saltado a exigir respeto por la Corte. ¡Aquí hay gato encerrado!