Mons. Libardo Ramírez Gómez* | El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Febrero de 2016

SEMILLA DE CRISTIANOS

Al servicio de la juventud

 

“Cuanto hicisteis a uno  de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”, dirá Jesús, Redentor y Juez universal (Mt. 25,40), ante los servicios que se presten a niños y jóvenes. Esa acogida feliz hubo de recibir un S. Juan Bosco, apóstol de los jóvenes (1815 – 1888), y, también, el Padre Luis María Fernández (Pafer), al final de su vida (1916–1985). “¡Bienaventurados los pies de los evangelizadores!” (Is. 52, 7-10). ¡Bienaventurado Don Bosco, bienaventurado Pafer!

 

En el año 1972, como Obispo recién consagrado, entraba a formar parte de la Conferencia Episcopal de Colombia. En mi labor sacerdotal como Vicario de Pastoral, en mi diócesis de Garzón, había realizado algunas labores en promoción de jóvenes, al lado de otros frentes, con formación cristiana de ellos y proyección, desde la fe, hacia obras sociales, sin dejarnos llevar de sarampiones marxistas como hacían otros Presbíteros en esa época. Esa experiencia me llevó a poner de presente que en la Conferencia Episcopal no había un organismo que promoviera esa labor entre los jóvenes. Recibí, entonces, el encargo de dar pasos necesarios para que surgiera esa reclamada entidad.

 

Sentí el peso de esa responsabilidad, lo cual me llevó a buscar contacto con personas y movimientos que tuvieran ese empeño. Ya había tenido contacto con la Central de juventudes, fundada por el Padre Fernández (03 – 09 – 53) con ya conocidos jóvenes de hondo sentido cristiano como Carlos Corsi, Raúl Abril, Jaime Rojas. Ya estaba enviando jóvenes, debidamente capacitados, a impulsar esas tareas en las distintas Diócesis del País. Acudir a la Central fue punto de apoyo, acertado primer paso para seguir dando vida a la Pastoral Juvenil en toda Colombia.

 

Al lado del Padre Fernández encontré otro gran apóstol de la juventud, con labor centrada en Bogotá, el Padre Miguel Triana, con variedad de frentes de promoción,  con gran éxito, en la Capital. Encontré, también con valiosa labor con y para los jóvenes, a los jesuítas Alejandro Londoño y Jesús Vela. En Medellín estaba la valiosa labor del Padre Luis Gaviria, con influencia en Antioquia y en otras regiones de Colombia. Con esos Sacerdotes, y muchos más que ya llevaban adelante meritorios esfuerzos fuimos realizando encuentros a escala nacional hasta formar una gran red con la cual se impulsó, coordinadamente, gran labor. Punto culminante fue la realizado en 1985 “Año de la Juventud”, con importantes jornadas, que fueron el fruto de esos trece (13) años de intensa labor.

 

Artífices de ese impulso inicial de la Pastoral Juvenil organizada en Colombia fueron los Secretarios del Departamento que con ese fin se creó en la CEC. Enfrentaron allí la labor, con decidido compromiso, los Sacerdotes Silvio Herrera (Asuncionista), Gilberto Jiménez (de Sonsón- Rionegro, luego Obispo), Guillermo Morales (de Garzón) y Carlos A. Sierra (de La Consolata). Posteriormente han pasado por ese Departamento entusiastas Secretarios que hasta nuestros días siguen manteniendo en alto esa gran labor.

 

De las filas de la Central de Juventudes surgieron otros meritorios apóstoles que han llegado al episcopado como los Monseñores Ismael Rueda (Arzobispo de Bucaramanga) y Héctor Salah (Obispo de Riohacha). A escala de sus jurisdicciones de origen trabajando muy unidos a la Pastoral Nacional los hoy también promovidos al Episcopado, Jairo Jaramillo (Arz. de Barranquilla), Darío de Jesús Monsalve (Arz. de Cali), Gabriel Romero (Obispo de Facatativá), Roberto Ospina (Obispo de Buga).

 

El gran servicio a la juventud, impulsado por Pafer, y promotores desde Comunidades Religiosas como Eudistas, Salesianos, Franciscanos y Jesuitas  ha sido semillero de bien.  Evocando palabras de Tertuliano podemos decir que la sangre y el sudor apostólico de testigos en esta pastoral han sido y sigue siendo “semilla de cristianos”.

 

monlibardoramirez@hotmail.com

*Obispo Emérito de Garzón