A propósito de la Carta del 91 (XL)
Ubicados en esta serie de artículos frente a una Constituyente ya elegida (09-12-90), y a las puertas de iniciar sus labores (05-02-91), es importante recordar los puntos básicos que pasó el Espiscopado Colombiano ante los participantes en ella y ante todas las gentes de la Nación, en un ya mencionado documento (02-91).
Allí se hicieron estas principales respetuosas recomendaciones y puntualizaciones: 1°. Poner de relieve la fe en Dios, autor de la vida y de todo lo creado 2°. Consagrar el respeto al Derecho a la vida de los humanos, desde la concepción hasta su muerte natural, unido a los demás derechos que lo hacen efectivo (salud, alimento, trabajo, libertad religiosa, ambiente ecológico). 3° Exigir respeto a la libertadbien entendida, comenzando por el campo religioso. 4°. Custodiar y proteger a la familia y al matrimonio entre hombre y mujer, con indisolubilidad y unidad. 5°. Ofrecer educación con respeto a los valores heredados de los mayores. 6°. Establecer efectiva igualdad jurídica de todos los ciudadanos, con especial cuidado de los más débiles, y gran respeto al pensamiento ajeno.
Dentro de ese seguimiento de parte de la Iglesia a cuanto se realizaba en la Constituyente para que fuera lo mejor para nuestro país, hubo luego, cuando ya se conocía cómo iba quedando el texto de la nueva Constitución, nuevo pronunciamiento del Episcopado (24-05-91) en donde se insistía en estos puntos a los constituyentes:
1° La alusión a Dios se estaba gestando como “tímida y tangencial”, como para que no se oiga mucho. Se recordó que siempre que se quiere construir sin Dios o contra Dios se cae, al final, en desconcierto como en una Babel (Gen. 11, 1-19), con experiencias vacías como la del marxismo en Rusia y sus satélites. Se recordó el pensamiento del bondadoso Juan XXIII en su Pacem in Terris en donde advierte que “la raíz estable de las leyes hay qué buscarla en el Hacedor Supremo”, y a Juan Pablo II quien, en esos días de centenario de la Rerum Novarum ponía de manifiesto que “la negación de Dios priva de su fundamento a la persona y a la sociedad”. 2°. En cuanto al respeto a la vida se celebraba que los intentos por legalizar el aborto no iban teniendo eco, pero reclamaban afirmaciones más rotundas sobre defensa a la vida desde la concepción. 3°. Se manifestaba reconocimiento por el respeto a las relaciones Iglesia y Estado consignados en el Concordato, en defensa de la familia y de la educación. 4°. Se estimulaba a seguir dando fuerza a determinaciones que propiciaran el progreso social y económico en beneficio de todos, y el respeto ecológico en beneficio de la creación como obra de Dios.
Al menos como eco a esos llamados de parte de una Iglesia que, quiérase o no ha sido “Madre y Maestra”, y voz de la conciencia de los pueblos, se llegó a artículos como el 2°. de tanto compromiso con “promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios”; a presentar en el Titulo II, del Art. 11 al 95 “Derechos Fundamentales, Sociales, Económicos y Culturales”. 3º. a exigir respeto a la propiedad privada(Art. 58) con proyección social (Arts. 57 y 65); a señalar compromisos del Estado en lo educativo y cultural (Arts. 67 al 72); a proclamar explícito derecho de los ciudadanos de gozar de un ambiente sano y decisiones precisas de defensa y control ambiental(Arts.79 al 82); a tomar decisiones que garantizaran el respeto a esos derechos con la creación de la acción de Tutela para reclamar ante los jueces.
Es de destacar los artículos arriba mencionado como justo reconocimiento a logros conseguidos en medio de esa mezcla de opiniones que llegaron a la Constituyente, compuesta por personas de tan distintas posiciones ideológicas, pero que lograron concertar con espíritu patriótico. (Continuará).
*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.