MONS. LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Domingo, 12 de Agosto de 2012

Momento de reflexión serena

 

Mi calidad de dirigente en lo religioso no me exime del deber de pensar y opinar como ciudadano que tiene una edad provecta, dentro de la cual ha estado atento a los aconteceres de su Patria, a la que ama con toda su alma. Cada momento es crucial para el futuro de una nación, pero, alguno de ellos, como el que estamos viviendo en Colombia, es de aquellos que les vemos especial trascendencia. Hemos celebrado un aniversario más del día definitivo para la Independencia y su consolidación en nuestro país, momento propicio para reflexionar sobre los resultados de su libertad de poderíos extranjeros y el próximo futuro.

Vienen a nuestra mente los “retozos” de una nación en camino a la liberación del poderío español de más de 300 años, y recordar cómo se entrababa la organización de quienes gritaban “el Rey no es soberano” en recelos y luchas internas que bien se han llamado de“la patria boba”.Se logran luegovictorias como las del Pantano de Vargas (25-07.1819)y la del Puente de Boyacá (07-08-1819), pero las líneas contrapuestas de pensamiento y de estilo entre Bolívar y Santander los mantienen en tirantez que frena el avance de las nacientes naciones. Todo el transcurso de subsiguiente historia colombiana, hasta 1886, está jalonado por guerras nacionales o regionales, con constantes reformas constitucionales que generaban luchas fraticidas entre defensores o impugnadores.

Pero se da, luego, gran acuerdo nacional, del cual fueron artífices Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, de extracciones políticas muy distantes, con serenos y valiosos gestos en búsqueda del bien común que llevan a darle al País la Constituciónde 1886. Con ella, con pocas reformas, y con el fruto del mayor bien para una nación como es su estabilidad, se logra un gran avance en nuestra Nación. Hubo fuertes convulsiones, y hasta sangrientos enfrentamientos, soluciones pero con el común denominador de amor a la Patria, con prohombres de los dos partidos.

En momentos cruciales hemos tenido nuevos gestos de grandeza como los de un Alberto Lleras y un Laureano Gómez, un López Pumarejo y un Ospina Pérez, un Carlos Lleras y un Álvaro Gómez, que, superando odios que los enervaban, llevan a la Nación a acuerdos como el del Frente Nacional, “adefesio” para quienes no vivieron los horrores del 9 de abril o de las sangrientas matanzas entre liberales y conservadores, y que no fue, como simplistamente se dice, un “reparto burocrático” sino de responsabilidades al servicio del país.

El recuerdo de pasos en grande, en medio de las graves crisis, nos hace reclamar para el actual momento actitudes similares, en las que, deponiendo toda rivalidad y ánimo de predominio del propio pensamiento o de fuerzas políticas, altos dirigentes pongan en común sus mejores propuestas para sacar adelante el país. Hay temas que necesitan ese acuerdo: búsqueda de la paz, la economía, la grave crisis de la salud, los reclamos de la población indígena, la recta administración de justicia.

Esos urgentes temas a tratar, piden ver sentados a la mesa a personalidades como Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe, Angelino Garzón, Belisario Betancur, César Gaviria, Carlos Holguín Sardi, Lucho Garzón, Clara López, Efraín Cepeda y Germán Vargas Lleras. Un grupo de esa calidad, en sincero diálogo, en el más depurado ambiente, conscientes de la delicada situación del país, invocada la asistencia divina, sin cálculos electorales y pensando solamente en que se opte y se aplique lo mejor para Colombia, qué alivio nos daría. Pidamos a Dios que haya ese “momento de reflexión serena”,a ese nivel, y dentro del más generoso patriotismo. No se trata de pedirse perdón, sino de trabajar, todos unidos, por un solo ideal:“Scar adelante a Colombia”.

monlibardoramirez@hotmail.com

*Presidente del Tribunal Ecco. Nacional