MONS. LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Diciembre de 2015

Año nuevo, aires nuevos

 

PARA  este nuevo compartir con mis benévolos lectores, al finalizar este año 2015, colmado de tan contrastantes aconteceres, me he sentido impulsado, primeramente, por mi participación, el pasado 12 de diciembre, en la consagración de dos nuevos Obispos Auxiliares del Cardenal Salazar, en la sede Primada de Colombia. Ceremonia llena de detalles muy significativos como la postración de los consagrados para pedir sobre ellos lluvia de gracias de Dios y de los santos, así como la Unción Consacratoria e imposición de manos de los hermanos en el episcopado, el colocar sobre sus cabezas el texto de los Santos Evangelios y la entrega de signos de su desposorio con la Iglesia y de su labor pastoral, el anillo y el báculo.

Se sienten, en estas celebraciones, nuevos de los aires de una Iglesia que se perpetua con nuevos pastores en plena vitalidad, para insistir a la humanidad buscar “las cosas de arriba” (Col. 3,1), dejando de lado los vientos de soberbia o de rechazo a los llamados divinos, con invitación a pureza de costumbres, a respeto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural, a generosa y desinteresada entrega al servicio de los humanos. En ese ambiente renovado, y para impulsar entusiasta evangelización, fueron consagrados como Obispos los dos sencillos Sacerdotes, bien empapados de su cristianismo y de su misión eclesial, Pedro Manuel Salamanca Mantilla y Luis Manuel Alí Herrera.

Llegan estos nuevos Obispos, oriundo el primero de Santander, y el otro de Barranquilla de ascendencia siriolibanesa, a impulsar la fundamental labor pastoral que tiene en sus manos el Cardenal Salazar en la Capital de la República. Tienen, aquí los desafíos pastorales de una gran urbe, en donde, así como en nuestras regiones campesinas, es preciso llevar a las gentes a la vivencia alegre y comprometida de la preciosa fe cristiana y católica. Con un clero, ojalá cada día más comprometido con la causa del Evangelio, y unos fieles católicos más conscientes y orgullosos de su fe, sentimos venir aires nuevos, que, con fundado optimismo, esperamos.

Al lado de ese hecho, entusiasmador, he venido percibiendo el aire nuevo que nos traen decisiones de nuestro amado Papa Francisco, como la relacionado con los procesos matrimoniales para definir, ante Dios y  la Iglesia, la situación de fe que implica el Matrimonio,  elevado por Cristo a la dignidad de Sacramento. Una vez realizado, si surgen dudas de su validez, por aspectos reconocidos por la Iglesia como anulantes de él, es ante ella como se ha de decidir su validez o no.  Llama el Papa a Jerarcas y fieles de la Iglesia a una conversión en cuanto a poner entre las solícitas actividades de la pastoral dar respuesta a esa grave emergencia en el pueblo de Dios, para que, salvaguardando la fundamental enseñanza de la indisolubilidad matrimonial, seatienda con mayor agilidad ante la verdad de los hechos, y se responda con misericordia pero dentro de normas precisas que determina la justicia. El espíritu de la determinación papal trae el aire nuevo de la comprensión a quienes sufren, pero sin contaminarlo con interpretaciones desbordadas, lejos, ciertamente, del pensamiento y querer del Pontífice.

Aire nuevo anhelamos, también, en Colombia, en cuanto avances hacia una paz que todos anhelamos, con llamado, eso sí, a que se le pongan bases firmes como el sincero arrepentimiento de los crímenes, el propósito de todos de corregir la indolencia y egoísmo ante la problemática económico social, la decisión irreversible de no volver a  violencia y crímenes atroces, dejación total de armas,  proscripción de  toda corrupción administrativa, empeño colectivo en un trabajo aunado, limpio y generoso por el verdadero avance de nuestra Colombia. Venga ese aire nuevo, purificado, que nos llegue en el  2016, con afianzamiento de bien cimentada paz.

 

*Expresidente Tribunal Ecco. Nal

monlibardoramirez@hotmail.com