MONSEÑOR LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Enero de 2013

Tras la más preciada familia

 

En nuestra época, cuando hay tan fundados motivos de preocupación por lo ecológico  y por la destrucción de la naturaleza, es de destacar, sin embargo, que la mayor catástrofe para la humanidad sería la pérdida de la más preciada de las semillas: la fe. Cuando en continentes otrora florecientes, y con abundantes cosechas espirituales por entusiasta cultivo de la fe cristiana, están hoy sumidos en desesperante secularismo, era preciso dar un grito oportuno hacia la sensatez de los pueblos con el decretado “Año de la Fe”,de parte del fervoroso Pontífice Benedicto XVI.Angustiosa la pérdida del agua y de la vegetación, pero calamitosa la ausencia de fe entre los humanos.

Gracias al Señor en nuestro continente latinoamericano, no obstante el caprichoso empeño de algunos de sacar a Dios de la vida de las personas, de en medio de las naciones y del universo, por incómodo para el libertinaje y las auto-religiones que se quieren entronizar en los distintos ambientes, afortunadamente, por la lucidez y sencillez de muchas gentes, se siguen teniendo millares de personas que, con alegría y esperanza,  dan cultivo a la fe.

Se han celebrado las festividades de Navidad, de Año Nuevo y de Epifania, en las cuales en regiones como la del Huila, Antioquia, Nariño, y aun en la capital de la República, hemos sentido fervorosas celebraciones, y, por muchos, en el  auténtico sentido de cuanto ellas significan. Un magnífico faro de luz apareció al final del 2012 y principios del 2013, como fue el nuevo libro del amado Santo Padre Benedicto XVI sobre“La Infancia de Jesús”, con reafirmaciones tan oportunas sobre la concepción original de Jesucristo, de tanta importancia como signo de la nueva época que marcaba ese acontecimiento único, y capítulo,  con excelentes precisiones, como el de la adoración de los Magos del Oriente.

Da lástima, ciertamente, constatar la insistencia de muchas personas en el mundo, en especial los de mediana cultura, que tratan de tapar el Sol de las verdades divinas con la mano, pues los verdaderos sabios y las gentes sencillas no van en esa línea. Obran éstos, como ha comentado el Papa, al estilo de Herodes y de los habitantes de Jerusalén que se incomodaron con la noticia de la llegada al mundo de la luz redentora que se difundía desde la cuna del Niño de Belén. Qué gozo, en cambio, el de quienes con perseverante y confortante fe, como la de los Magos, se dejan guiar por ella, y, para no contribuir a los planes criminales de perseguidores,  y como signo de un nuevo caminar después de encontrar a Jesús: “vuelven a su región por otro camino”. (Mt.2, 12).

Después del regalo de la vida, que merece todo respeto como don de Dios, hemos de apreciar ese otro de inmenso valor, como es el de la fe, que le da a aquella precio infinito. Qué bien acoger  y cultivar esa semilla tan preciada, y defenderla de sus perseguidores asumiendo la noble generosidad del perdón a tal actitud, de invitarlos al disfrute feliz de ella para bien de toda la comunidad humana. Qué confortante el peregrinar tras estrellas que dan luz a la vida, y en busca de semillas,  como la fe, que dan frutos de vida eterna.

monlibardoramirez@hotmail.com

*Presidente del Tribunal Ecco. Nacional