A medida que avanza el confinamiento juicioso en Colombia para aplanar la curva de contagio del Covid-19, vienen muchas preguntas desde el punto de vista económico y casi que quisiéramos rescatar medidas de las crisis anteriores, como la de los años 30 o la crisis financiera global del 2008 y la crisis del euro del 2013, que dado el optimismo del superhombre del siglo xxi creíamos que nunca más lo íbamos a vivir.
Nos llegó el Cisne Negro, recogiendo la teoría del filósofo libanés Nassim Nicholas Taleb, suscrita en su libro con este nombre, que vale bien la pena leer en esta cuarentena.
Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano, explica la Teoría del Cisne Negro o Teoría de los Sucesos del Cisne Negro, que atribuye los cisnes negros como acontecimientos muy difíciles de anticipar y que tiene tan elevado impacto que, cuando suceden, nos obligan a revertir todas las predicciones. Es una metáfora para describir hechos sorpresivos de gran impacto socioeconómico que dan lugar a la retrospección.
Situado dentro de los llamados filósofos escépticos, aunque él se considera un empirista escéptico, que tienen como punto de partida el pensar que el pasado no puede usarse para predecir el futuro, afirma que los científicos y financieros -tan atados a los datos- sobrestiman el valor de sus análisis en los datos del pasado e infravaloran el peso de la aleatoriedad.
Por el año 2007 en el New York Times, Taleb describe su metáfora del Cisne Negro como el “Impacto de lo altamente improbable”, que bien coincide con la crisis propiciada por el coronavirus COVID-19 para la toma de todas las fuertes determinaciones a que se ven expuestos hoy los gobiernos.
La metáfora del Cisne Negro hace referencia a la expresión antigua del poeta Juvenal “un ave rara en la tierra, y muy parecida a un Cisne Negro”…En términos anglosajones se acuña para indicar fragilidad, imposibilidad y hace especial referencia a hechos inesperados de enorme consecuencias que marcan la historia.
Taleb sintetiza en su artículo tres criterios para identificar el Cisne Negro: se trata de suceso sorpresivo, tiene un gran impacto socio económico y después de su primer registro, se racionaliza en retrospectiva, como si pudiera haber sido esperado, dando como ejemplo que los datos pertinentes estaban disponibles, pero no se contabilizaron.
Esto último pasa con la necesidad de saber quiénes son los más vulnerables económicamente de esta situación, de quienes no se tenía registro por haber considerado que siempre estarían con el ¡viento en popa …y a toda vela!
Esa es la información de la cual nos creíamos dueños y que ahora flaquea. El manejo de la crisis, entendiendo que la principal acción está en atender la emergencia sanitaria, depende de la inyección de liquidez y de su eficiente absorción, la cual sólo se garantiza si hay una adecuada información de los afectados y vulnerables.
Esta información es más fácil por el lado de los vulnerables registrados que venían con subsidios, pero no para los vulnerables ocultos que pueden agrandar el riesgo de la recesión. Sólo la emergencia ha obligado a valerse aún de las redes sociales para alcanzarlos porque no tienen monitoreo.
Como dijera Taleb, la teoría del Cisne Negro: no es para tratar de predecir los sucesos sino para construir robustez frente las actitudes negativas. Hay que volar a construir la información de los vulnerables ocultos, con innovación e incluso con “el voz a voz”, para dar los apoyos anunciados y evitar también el contagio a la economía.
* Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI