La situación con el Covid 19 es cada vez es más difícil en el centro del país y nos lo vienen mostrando realidades que seguramente fuimos renuentes en aceptar o simplemente nunca revistieron total interés. Un ejemplo válido es el municipio de Soacha, que con la actual amenaza viene destapando una serie de problemas sociales supremamente delicados, que demanda atención y especial cuidado, pues se pueden convertir en una bomba de tiempo. Permítanme llamar la atención sobre algunos aspectos relevantes.
Lo primero es la superpoblación del sector, conformada por grupos de gentes desplazadas, que llegaron a esta margen de la capital. -porque Soacha colinda querámoslo o no con Bogotá- buscando oportunidades, convirtiéndose de entrada en una fuente de economía informal del sector, que con el tiempo se fue desplazando hacia municipios vecinos e inclusive la capital, invadiendo comercios y viviendas. Debemos aceptar que esta situación de por sí ya es un grave problema ambiental, social y económico.
Lo segundo es que Soacha se ha erigido en residencia de la mano de obra bogotana, la gran mayoría de sus habitantes trabajan en la capital atendiendo diferentes disciplinas, convirtiendo el transporte hacia y desde la ciudad en un verdadero Vía Crucis imposible de controlar. Como tercer punto está el tema de la vivienda y su hacinamiento, porque los grupos buscando alojamiento se amontonan en casas y habitaciones en cantidades alarmantes, sin los mínimos medios de aseo, orden, limpieza e higiene, amenazando la salud y las buenas costumbres.
El señor alcalde municipal, que se ve desbordado por la problemática de su jurisdicción, que no solo es la descrita, pide a gritos colaboración o ayuda para encausar y poder dirigir estas concentraciones de personas, que se fincaron en su territorio de tiempo atrás sin que nadie intentara detener, dirigir o por lo menos guiar a buen puerto. Ahora, con la amenaza de Covid 19, las cosas se pueden salir de madre y de seguro, con un alto riego de compromiso nacional, por lo tanto seria recomendable empezar a desarrollar estrategias encaminadas a catalizar esta situación, buscar recursos que permitan a las familias retornar a su terruño, identificar su procedencia y capacidades laborales para generar posibilidades laborales y mientras encaramos el coronavirus, generar los recursos que permitan operar con un margen de seguridad y prevención ante la pandemia.
Lo relativo al transporte hacia la capital se debe programar tanto de salida como de entrada generando capacidad en medios y horarios, para flexibilizar los desplazamientos con holgura y dinámica, sobre residencia urgen lograr soluciones ante todo higiénicas. Por último entendemos que existen otros centros habitacionales en condiciones si no tan lamentables, si parecidas, que se deben atender con prontitud y diligencia. Una manifestación de inconformidad venida de estas agrupaciones sería nefasta.