En la variedad de pensamiento de nuestros días, en medio de la libertad de expresión que está bien se reclame para que las gentes escojan con inteligencia su línea de pensar, cuando, como herencia de fanatismos, es reclamada con obligatoriedad aceptación de algunas ideas, o rechazo de ellas como oscurantistas, está bien que con serenidad, convicción y valor se las presente como propuestas, a la comunidad. En cuanto vamos teniendo en los medios de expresión, que, así como dan cabida a tantas ideas que en el fondo serían de demoledoras de verdades religiosas, opuestas a ellas, también abren sus páginas a escritores creyentes que con tanta brillantez defienden la confortante fe en Dios y en el bello sentido de la vida cimentada en El.
Con serenidad y tino, con sobriedad en sus expresiones, el 10-11-18 escribió el Pbro. Rafael de Brigard una de esas páginas oportunas y valientes en el Nuevo Siglo, sobre “Creer” en Dios, que, quienes compartimos su pensamiento le agradecemos y lo felicitamos por verlo tan compenetrado de su verdad, y creo que los no creyentes respetarán su pensamiento con admiración de su convicción. A su lado vino otro valiente comentario del profesional laico católico Jorge Leyva Durán, en defensa de la vida, que, según su convicción, y la de tantos, no está bien interrumpirla con la eutanasia, o “suicidio asistido”, cubriéndola con el no aceptable calificativo de “muerte digna”.
También en ese diario son frecuentes artículos sólidos, y bien razonados, sobre diversos temas, comenzando por los análisis del Director y editorialista Juan Gabriel Uribe y ponderados juristas como Rafael Nieto y Luis Horacio Gómez Aristizabal. Destaco, además, que en otros órganos de opinión, como El Tiempo, en medio de la diversidad de temas, algunos que respeto pero no comparto, hay otras columnas, como la mayoría de los editoriales, que aportan valiosas ideas que celebro sean difundidas, con señalamiento de puntos de constructiva orientación, o serio análisis a situaciones o positiva critica. A su lado varios reposados columnistas o reporteros como el exministro Jaime Castro, del exsenador Juan Lozano, el analista Luis Noé Ochoa y la entrevistadora María Isabel Rueda.
No faltan, lamentablemente, mordaces e injustos comentarios en nuestros medios de comunicación, pero se hace sentir que ese estilo va quedando atrás, y que el tono positivo, con crítica serena cuando se necesita, es el que va primando el propósito de destacar lo constructivo, dejando a un lado agravios, injusticias y desprecio de los valores del espíritu. Estimamos, y con gran preocupación, la corrupción como uno de los mayores males que nos flagelan, advirtiendo que las fallas en los medios de comunicación son una de las causas que la generan, al ser mal utilizados. Cuánto bien traen los medios bien utilizados, pero cuanto mal cuando se difunden ideas torcidas e injustas desde sus páginas.
Bienvenidas, en todo lugar, ideas que siembren espíritu positivo en Colombia y en el mundo. No obstante las despectivas expresiones contra posiciones y actitudes valientes en favor del pensar precioso heredado de nuestros mayores, que no desfallezcamos en ese empeño de bien, que será la humanidad toda la que nos la reconocerá.
*Obispo Emérito de Garzón
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