Alejandro Ordóñez Maldonado es un hombre de 61 años, santandereano, abogado, jurista y político. Un católico practicante y ortodoxo, con vocación sacerdotal, fue seminarista. En su trayectoria de vida como personaje público comienza a destacarse entre su ejercicio como magistrado del Consejo de Estado y el cargo de Procurador General de la Nación por casi 8 años, del que fue destituido por el Consejo de Estado por razones políticas, acomodadas a raíz de su férrea oposición al presidente Santos respecto al proceso de paz con las Farc.
Hablando con Ordóñez, como yo lo he hecho, sus razones no se enfocan a oponerse a que se logre la paz ni tampoco a que se haga un acuerdo con los guerrilleros. El asunto es la extralimitación del Gobierno en el acuerdo, los excesos de garantías y prebendas otorgadas a estos hombres, las violaciones a las normas establecidas en la Constitución y la ley, y así mismo la impunidad en los atroces delitos cometidos. Ello según su visión de jurista y guardián del orden constitucional, pues las funciones del Procurador son las de investigar, intervenir, prevenir y sancionar las actuaciones de los funcionarios públicos y del gobernante cuando estas desbordan sus competencias y violan la Constitución y la ley. Además, el Procurador debe garantizar los derechos colectivos de los ciudadanos porque él representa a la sociedad civil. Por esa razón, debe ser un funcionario independiente y autónomo, conforme a la Constitución y no debe ser controlado por el Ejecutivo.
Alejandro Ordóñez cumplió a cabalidad su función y lo hizo con independencia, claridad y firmeza. Nunca estuvo de acuerdo con la manera en que se llevó a cabo el proceso de paz. Con respeto pero franqueza le hizo ver pública y privadamente al Presidente y al Congreso sus observaciones, pero poca atención le prestaron y más bien trataron de ridiculizarlo por sus creencias religiosas.
Con la anulación de su reelección, Alejandro Ordóñez sale a la plaza pública como un potencial candidato presidencial conservador, a disputar el aval azul con la excandidata y exministra Marta Lucía Ramírez, quien posee más de dos millones de votos y también es una franca crítica del proceso de paz. Es posible que surjan otros dos o tres precandidatos más de la bancada conservadora o del gabinete actual. También es probable que se llegue a un entendimiento con el uribismo y se acuerde un candidato único de alianza, el cual tendría una altísima posibilidad de triunfo para el 2018. La arrogancia de las Farc, el cinismo y prepotencia con que están saliendo antes de tiempo, ofende la dignidad de los colombianos. Por tal razón figuras como Ordóñez, Marta Lucía Ramírez, Oscar Iván Zuluaga, Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque conforman un excelente ramillete de precandidatos que serían capaces de equilibrar la balanza. ¡Alejandro Ordóñez, bienvenido a la política!
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