ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 7 de Agosto de 2012

Subir el ánimo

 

Inicia tercer año de mandato el presidente Santos y hay prioridades en su agenda: mantener confianza nacional y elevar estado de ánimo de ciudadanos.

Es vital recomponer fundamentos de prosperidad económica que el Gobierno impulsa para reactivar inversión, empleo y acceso de más colombianos a la riqueza.

Lo mediático es la desmejora en imagen del Jefe de Estado. Lo importante es enmendar errores, corregir acciones y rectificar decisiones políticas para enderezar el camino.

Haciéndoles ajustes a tareas fundamentales relacionadas con justicia, paz, seguridad, corrupción, congestión carcelaria, obras públicas, desempleo, pobreza, restitución de tierras, acceso al crédito y vivienda, salud y educación, será posible que el país retome su senda de crecimiento sostenido con equidad.

Crecer un poco más del 4% este año no es malo si miramos el vecindario y mejor si vemos lo que ocurre en la zona euro donde recesión y desocupación están a la orden del día.

Más allá del impacto político en medios de opinión sobre deterioro en la percepción que tienen los colombianos sobre la gestión del presidente Santos en sus dos primeros años de administración, la balanza se inclina hoy en la ruta por recorrer. Mejor orientemos las energías a gobernar bien este tercer año de mandato, atendiendo causas internas de la crisis que persiste: desigualdad, miseria regional, abandono de municipios perdidos en el olvido, acecho de guerrilla a caseríos y comunidades indígenas, desplazados por violencia, ausencia de puestos de salud y escuelas, trabajo infantil, explotación minera, regalías, agua potable, infraestructura, delincuencia en campos y ciudades, protección al consumidor, y desempleo urbano y rural.

Son algunas urgencias nacionales que transmitirían fe y esperanza a hombres y mujeres en campos y ciudades. Subirían el ánimo, mejorarían expectativas y desactivarían incertidumbres.

Trabajar en esos frentes le daría además un nuevo aliento al ejecutivo, oxigenaría la confianza nacional y propiciaría un mejor clima de negocios y un entorno favorable a consumidores.

El quid del asunto es que debería pesarnos más la crisis de la justicia, el menor crecimiento de la economía, los quebrantos de la salud, la recuperación de tierras por parte de campesinos, la crisis social dramática en Chocó, La Guajira y Cauca, avance de megaproyectos, seguimiento a dineros destinados a obras públicas, costo de la canasta familiar, y generación de nuevos puestos de trabajo que den combustible social a locomotoras de producción y exportaciones agroindustriales.

Es cuestión de abordar con temple pendientes en el Gobierno y no perder el rumbo por encuestas sobre imagen presidencial.