Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Junio de 2015

Temporal

 

Crecer rayando el 3% anual desanima y alarma, pero no es el peor de los males. El camino del crecimiento económico global luce nublado hoy, pero no es lo único que preocupa. Déficit en la cuenta corriente del 6%, uno de los compliques dentro del marco de la estabilidad fiscal, financiera y monetaria.

A Carlos Gustavo Cano, codirector del Banco de la República, le inquieta un flaco crecimiento de la economía nacional, pero le suena aún más la necesidad de prepararnos para dar el salto a un mayor crecimiento con enfoque social. Cano es partidario de crecer con equidad y amigo de atacar males a fondo para generar condiciones propicias de prosperidad económica. Lo principal es ir de la mano con la recuperación económica mundial.

Cuando el escenario internacional mejore y la eurozona y Estados Unidos logren estabilidad monetaria y menor desequilibrio fiscal, Colombia debe estar a tono para no quedar rezagada. El clima de negocios no luce despejado en contexto internacional, aunque es menos complicado en Colombia. El país mantiene apego a su regla fiscal, pese a la caída de precios del petróleo. Aunque las principales variables de la economía muestran luces intermitentes, la confianza inversionista prevalece y el ánimo de los empresarios continúa a flote.

Es el mundo el que pasa las verdes y las maduras. Colombia no es un caso aislado. Los vecinos están soportando mayores tasas de desempleo, lento ritmo de inversión y menores flujos de intercambio comercial. Sin detenernos en el tornado financiero que sacude cimientos fiscales y de gasto en Grecia, país abatido por errores financieros y desaciertos monetarios que ponen en riesgo empleo, cobertura en salud, vivienda y pensiones, el entorno internacional sigue enrarecido. Las naciones de la eurozona poco o nada hacen ni intentan una mano financiera a Grecia. Alemania podría, pero sabe que el costo es alto y de caro celo político.

América Latina no es el solar del mundo. Le tocan y atañen los líos globales. El impacto de la incertidumbre internacional sobre los mercados es evidente y castiga más a países que no han asumido estrategias audaces para atajar coletazos financieros.

El plan B debe ponerse en marcha antes de que el efecto de la crisis financiera mundial con menor crecimiento, mayor desempleo y reducción de gasto, nos ponga en apuros.

Colombia lleva una década resistiendo el temporal. Su economía se ha movido en aguas difíciles, pero sigue a flote, cuenta con confianza de inversionistas y empresarios. Los principales indicadores económicos han favorecido un ambiente de relativa calma y estabilidad, pero no se debe perder de vista un horizonte nublado en el vecindario y más allá.

Crecer al 3% anual es flojo, pero no es todo.