Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Noviembre de 2014

Así nos ven

 

Como un país atractivo a inversionistas, próspero y estable, en crecimiento sostenible, con garantías jurídicas y democracia sólida, ven a Colombia en varios países industrializados. También lo miran con recelo por inseguridad ciudadana, narcoterrorismo, lavado de activos, dinero fácil, guerrilla de extorsión, secuestro y asaltos, obsoleta infraestructura y caos en movilidad.

En Washington y Miami nos dan el título de país verde, ecológico, turístico y ambientalista. Nos conceden el honor de ser pioneros en emprendimiento e innovación, fuertes en telecomunicaciones y atractivos para exploración y explotación de hidrocarburos. En Londres, París, Madrid y Roma nos describen como una nación segura y fiable para capitales productivos, expansionista en mercado de capitales y con un sistema financiero fortalecido y viable patrimonialmente.

Estados Unidos nos considera un atractivo en intercambio comercial, fuertes en productos agrícolas de exportación, en biocombustibles, inmejorables en flores y café, pero complicados en minería ilegal y trabajo infantil.

La eurozona nos felicita por ser ambiciosos frente a diálogos de paz con las Farc, resueltos para enfrentar delincuencia común, afrontar el contrabando y los cultivos ilícitos, pero nos señalan por concentración de riqueza, desigualdad, pobreza extrema, salud y educación.

Son las dos caras que ha recogido este cronista en viajes de trabajo al exterior. El blanco y negro de nuestra imagen, el agridulce de nuestra semblanza afuera. Las dos caras de un país emergente que intenta recobrar su dignidad política y enderezar su economía, su seguridad y su justicia. Cara y sello de una nación que busca zanjar diferencias históricas, reconciliación y perdón, recuperar la fe, resocializar las Farc y luego el Eln. Claro y oscuro de una Colombia inmersa en dudas, interrogantes y desafíos sobre futuro inmediato de su economía, su pacificación, sus instituciones democráticas, sus partidos políticos, su justicia y seguridad ciudadana.

Washington ve sano lo del equilibrio de poderes y abriga esperanzas por un final feliz en mesa de diálogos de La Habana. BID y Banco Mundial, ven con buenos ojos que el país comience a ventilar temas gruesos del posconflicto y sus costos.

Un punto a favor del rostro amable de Colombia en Europa y Estados Unidos es que se aclimata la confianza inversionista y ello se confirma cuando más empresas e inversores programan viajes al país y recurren a información y asesoría sobre nuestros principales sectores productivos. Aunque ronda en ambiente fantasma de inseguridad, guerrilla, narcotráfico y pobreza, además de corrupción pública y privada, carrusel de la contratación, estafadores y amantes del dinero fácil, saqueadores de nuestro presupuesto y la salud, hay una sensación de credibilidad y respeto por lo que hoy hace el presidente Santos. Fuerzas militares y de policía, gozan de buen nombre.